miércoles, 20 de agosto de 2008

El Mito de la diosa...
Miguel Zavala-Múgica

Acabo de adquirir un libro al que le llevo leídas ya setenta páginas; algo incómodo para maniobrar (tabicón), pero -pese a ser digno de tesis doctoral, escrito en un estilo sencillísimo, y con un tema que me apasiona: lo divino-femenino, o lo femenino-divino.

Fondo de Cultura Económica es algo de lo mucho bueno que produce México (un país del que tanto despotricamos los propios mexicanos) en términos culturales, y es una editorial que vale la pena absolutamente. El libro cuesta alrededor de $500.-, así que -independientemente de otras consideraciones-, es un precio moderado y razonable, especialmente para quienes nos interesa y apasiona.

Entender la idea de lo femenino (la construcción de lo femenino) en la construcción de la idea que tenemos de lo divino en Occidente es FUNDAMENTAL para comprender la evolución de valores éticos y sexuales, las construcciones de la economía, la sociedad y la religión en este siglo XXI tan sorprendente.

Es verdaderamente afortunado contar (en UN solo libro), con un resumen tan completo, ameno y documentado -tanto gráfica como iconológicamente-, de estos temas. Dejo a los lectores en compañía de dos reseñas que pude encontrar sobre El Mito de la diosa.

Ah..., es una lástima topar con uno que otro clérigo (¡¡anglicano, Dios mío!!), que diga que para un sacerdote, prepararse humanística o científicamente "no sirve para nada" (sic, verbatim!, escuchado ayer), o decir que estas cosas "no son lo que necesita el Pueblo de Dios". Ya lo dijo Nuestro Señor mismo (sin citar textualmente), que las perlas las valora sólo quien es capaz de valorarlas, y que las perlas no se arrojan ...pues..., ...por ahí (siéntase libre de completar la cita).

Usted, que lee esto y lo valora, siéntase libre de acceder a los enlaces de internet aquí provistos y de reciclar la información con este servidor y con los contactos de Usted.

Mil perdones a todos por el exabrupto... hay días, ¡hay días...!

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U.I.O.G.D.


Por Mariana Enriquez
En un primer momento, Anne Baring (psicoanalista) y Jules Cashford (experta en mitología y folklore) intentaron reunir las diferentes imágenes de las diosas mitológicas en diferentes culturas, desde el Paleolítico hasta las representaciones contemporáneas de la virgen María. Pero a lo largo de su investigación descubrieron paralelismos entre culturas en apariencia inconexas, una continuidad llamativa que las llevó a plantear el “mito de la diosa”, una imagen donde el universo es un todo orgánico, sagrado y vivo, donde tierra y creación se componían de la misma sustancia que la divinidad femenina.
Sin embargo, hallaron que, así planteada, esta diosa había desaparecido: por eso, la dirección del libro se orientó a descubrir qué había pasado con esa imagen de la diosa, ese principio femenino, cuándo y por qué había desaparecido, y cuáles fueron los costos de esa pérdida. De ese rastreo se trata El mito de la diosa: evolución de una imagen.
En su primera parte, el libro va desde el origen encarnado en la diosa madre paleolítica hasta las diosas griegas (Gea, Hera, Artemis y Atenea), pasando por la derrotada Tiamat de Babilonia y la maga Isis de Egipto. Este segmento considera a la diosa como madre, con su hijo-amante. En la segunda parte, la diosa ya forma parte de un matrimonio sagrado: desde Afrodita en Grecia y Cibeles en Roma, hasta la diosa oculta en el Antiguo Testamento, Eva, la virgen María y finalmente un análisis de la reunión de la diosa y el dios, matrimonio de naturaleza y espíritu.
El rescate de la Diosa no sólo demuestra la ocultación de un poder (y un saber) femenino por el patriarcado; también se trata de un lugar donde, en la actualidad, muchas mujeres, a partir de su culto, construyen una espiritualidad diferente, relacionada con temas ecológicos y saberes olvidados. Religiones reconocidas, como Wicca, apoyan en la divinidad femenina su sistema de creencias. Simbólicamente, la recuperación de la Diosa ha sido, y es, un tema central del feminismo contemporáneo.
Este libro, de forma metódica y sumamente erudita –pero jamás aburrida– despliega las formas del principio femenino en 850 páginas con más de 400 ilustraciones. Es un relato apasionante y minucioso, que no ahorra absolutamente nada; está clara la pretensión de libro definitivo. Como suele ocurrir, la edición conjunta del Fondo de Cultura Económica y Siruela, en tapa dura, no sólo es cuidada sino que impresiona como objeto, por su peso real –es un libro difícil de leer en la cama– y, por qué no, también por su peso simbólico.
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El mito de la diosa
Evolución de una imagen
Anne Baring y Jules Cashford
FCE / Siruela
Colección Historia
851 pp
http://www.fondodeculturaeconomica.com/subdirectorios_site/Lecturas/LEC-003562E.pdf
Por Carlos Germán Gómez
Anne Baring y Jules Cashford llevaron a buen puerto una empresa minuciosa, tan compleja como difícil; tenían el propósito de reunir las diferentes historias e imágenes de la diosa, desde el Paleolítico, en el año 20,000 a. C., hasta las representaciones contemporáneas de la Virgen María. Su cometido resulta, a simple vista, ambicioso por la enorme cantidad de material sobre el tema y la dispersión con que se encuentra repartido. Sin embargo, lograron concretar su objetivo en una sola obra amplia, con más de 400 ilustraciones, en donde el hilo conductor no sólo fue la diosa, sino lo femenino.
Para desentrañar el mito de la diosa, las autoras tuvieron que desarrollar un trabajo iconográfico erudito cuyo producto sobrepasa por mucho la intención original de la investigación. Partiendo del análisis de las imágenes llegan a revelar una parte fundamental de la conciencia humana y descubren el soslayo intencional en el que se ha dejado caer al lado femenino. Se ha privilegiado lo masculino, lo racional, lo mesurable, lo físico y se ha marginado lo espiritual, lo emocional, lo intuitivo. En esta obra se explica qué es lo que le ocurrió a la imagen de la diosa, cómo y cuándo desapareció y las consecuencias de esta pérdida. Existen muestras claras de que el culto a la diosa era un fenómeno muy extendido entre las culturas ancestrales, cuando en su cosmovisión lo humano era considerado como un todo orgánico fundido con la naturaleza y el hombre no era su (supuesto) amo. En esta concepción de la vida "todo está entrelazado en una red cósmica que vincula entre sí todos los órdenes de la vida manifiesta y no manifiesta, porque todos ellos participan de la santidad de la fuente original"; esto es, la diosa madre.
La religión judeocristiana fue un fenómeno determinante para la marginación de lo femenino. La Virgen María era representada como "reina del cielo" pero no de la tierra, con lo que se generó un ruptura en la conciencia de la vida: lo etéreo frente a la físico. La imagen del dios masculino propala la idea de que se debe dominar el caos de la naturaleza generando la separación entre el mundo físico (natural) y el espiritual. El principio femenino como expresión de la unidad de la vida se deformó y se fue perdiendo para dar paso al dios masculino que impone el orden y separa el alma del cuerpo, el pensamiento del sentimiento, el intelecto de la intuición y la razón del instinto.
En esta obra se señala que el principio femenino —el mito de la diosa— ha permanecido escondido dentro del culto al dios masculino, en formas crípticas y anatematizadas. Nunca desapareció por completo, aunque era considerado contrario a la doctrina formal; su acción debía ser necesariamente implícita e indirecta, como la de cualquier actitud que no llega a ser plenamente consciente.
En los momentos actuales —afirman las autoras— la ciencia ha rescatado el espíritu del mito de la diosa. Heisenberg y Einstein afirmaban que, en términos de la física subatómica, el universo sólo podía entenderse como un todo; que esta unidad se expresaba en modelos redundantes de relación; que el observador quedaba necesariamente incluido en el acto de la observación. De alguna manera el mito de la diosa ya había señalado esto. Paralelamente, nuestra época del "dios sin la diosa" continúa fomentando la destrucción de la naturaleza por considerarla separada del hombre. El resultado patente es el de un desequilibrio entre el humano y su entorno, entre el hombre y la mujer, entre la materia y el espíritu. Esta obra pretende hacer conciencia sobre ese desequilibrio y, en la medida en que lo logre, reencontrar el camino hacia el balance.
El Fondo de Cultura Económica y Ediciones Siruela llevaron a cabo la edición de esta obra que fue traducida por Andrés Piquer, Susana Pottecher, Francisco del Río, Pablo A. Torijano e Isabel Urzáiz; además, la obra cuenta con un prólogo de sir Laurens van der Post.


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U.I.O.G.D.