sábado, 14 de junio de 2008

HOMILÍA DOMINICAL
15 de Junio de 2008.

“ 'Al magadân qabeltûn,
'al magadân qabûn…”


Pbro. Miguel Zavala-Múgica+

Este título, que suena a ensalmo mágico, son algunas de las palabras más hermosas jamás pronunciadas sobre la tierra: “De gracia recibisteis, de gracia dad…”, es arameo –la lengua que hablaba Jesús, y es muy probable que fuera un refrán común en su época, para educar a los jóvenes enseñándoles a dar con generosidad de lo mismo que con generosidad, por parte de otros, habían recibido. Parece un refrán, dado que tiene una rima perfecta y una construcción muy simétrica. Y para los que les gusta emocionarse... la palabra qabeltún ("recibisteis"), es parienta del verbo hebreo qibêl, de donde proviene la palabra qabaláh ("tradición").

No existe ni un solo original en arameo de los Evangelios (Mateo, habría escrito en arameo), sólo se conocen algunas copias griegas muy antiguas. Sin embargo, también es muy probable que estas mismísimas palabras estuviesen en boca de Nuestro Señor, como se esforzó en demostrar el gran biblista y políglota del siglo XX, Joachim Jeremias, y eso es lo que las hace sagradas y más que mágicas para nosotros. Son palabras eficaces, que en labios de Jesús adquieren un sentido nuevo.

Jesús arenga a sus discípulos, animándoles a confiar en la sola bondad de Dios, a través (también), de la bondad de la gente. Dios no se deja ganar en generosidad y provee a aquellos que se dedican a extender su Reino en los corazones humildes y receptivos. Y Jesús asegura a sus discípulos aún cuando, en el lugar a donde llegaren, fueren mal recibidos, que su paz volvería a ellos, como si fuese algo que se gastase. Más bien, el Señor nos da la seguridad de su apoyo y su protección contra el desánimo, siempre que estemos dispuestos a emitir nuestra paz, desde nuestro corazón, independientemente de si el mundo exterior es digno o no de esa paz.

San Pablo nos ayuda a comprender mejor lo que significa la Gracia como bondad de Dios para nosotros. “Si cuando éramos enemigos, la muerte de su Hijo nos reconcilió con Dios, con más razón, ya reconciliados, seremos salvos por su vida”. Dios no espera nunca a que seamos buenos ni dignos, para concedernos su perdón y su amor; más bien Él mismo es quien nos hace dignos y nos prepara para recibir los bienes que Jesús trae consigo.

Por eso jamás he entendido esa política de algunas iglesias de negar la comunión a los fieles que –a su juicio-, han cometido ciertos pecados (que habría que analizar si lo son de veras), como vivir sin estar casados por la Iglesia, o haberse enfrentado a un aborto. No me voy a poner a defender ni a unos ni a otros, porque ciertamente se dan conductas reprobables en ambos aspectos, pero antes habría que escuchar largamente a cada persona en cada caso, aver qué es lo que tiene que decir... y eso es precisamente lo que un montón de curas y pastores negligentes y prepotentes se niegan a hacer con ovejas (personas) a las que tratan como propiedad suya, y no de Dios…

“De gracia recibimos…”, claro, hay muchas cosas que hemos recibido sin que nos cuesten, como el amor de nuestra madre, las visitas a casa de los abuelos, las amistad de compañeros en la escuela, el apoyo de un maestro… y mil cosas máS. Especialmente, hemos recibido el amor y la misericordia de un Dios que hizo que su Hijo muriese por las personas y no por las instituciones, y hemos recibido –con ello-, la efusión del Espíritu Santo en nosotros y entre nosotros.

Tendríamos que ser conscientes de ello para poder, entonces, hacernos conscientes de la falta que le hace a tantas personas, ser tratadas como nosotros mismos hemos sido tratados, ser amadas, queridas, protegidas y respetadas como nosotros lo hemos sido. Entonces es que podríamos hacer el trabajo de Dios y completar el ciclo, “dando de Gracia, y no sólo de gratis (con la maravillosa y mística letra “G” mayúscula), lo que de Gracia recibimos”.

Me despido pues con estas palabras “mágicas” cuyo significado misterioso ahora conocéis-, y que espero que sean una bendición en la vida de vosotros, mis queridos lectores y también de aquellos que han sido o serán algún día mis feligreses… :
Al magadân qabeltûn, al magadân qabûn!

U.I.O.G.D.
Propios de la Santa Eucaristía
para el Domingo 8 de Junio de 2008.

V Domingo después de Pentecostés (Propio 6)


Colecta del Día.

Guarda, oh Señor, te rogamos, a tu familia –la Iglesia-, en tus constantes fe y amor; por amor de nuestro Salvador Jesucristo, quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.
Amén.

Lectura del Libro del Éxodo (19:1-8a).

Al tercer mes de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, ese mismo día, llegaron al desierto de Sinaí. Partieron de Refidim, llegaron al desierto de Sinaí y acamparon en el desierto; allí, delante del monte, acampó Israel. Y Moisés subió hacia Dios, y el SEÑOR lo llamó desde el monte, diciendo:
--“Así dirás a la casa de Jacob y anunciarás a los hijos de Israel: ‘Ustedes han visto lo que he hecho a los egipcios, y cómo los he tomado a ustedes sobre alas de águilas y los he traído a mí. Ahora pues, si en verdad escuchan mi voz y guardan mi alianza, serán ustedes mi especial tesoro entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación santa’. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.”
Entonces Moisés fue y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso delante de ellos todas estas palabras que el SEÑOR le había mandado. Y todo el pueblo respondió al unísono, y dijeron:
--“Haremos todo lo que el SEÑOR ha dicho”.
Palabra del Señor.


Salmo 100

R.-/ Den gracias al SEÑOR, bendigan su Nombre.

1 Aclama con júbilo al SEÑOR,*
toda la tierra.
2 Sirvan al SEÑOR con alegría;*
venid ante El con cánticos de júbilo.

R.-/ Den gracias al SEÑOR, bendigan su Nombre.

3 Sepan que Él, el SEÑOR, es Dios;*
Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;
pueblo suyo somos y ovejas de su prado.

R.-/ Den gracias al SEÑOR, bendigan su Nombre.

4 Entren por sus puertas con acción de gracias,
a sus atrios con alabanza.*
Denle gracias, bendigan su Nombre.

R.-/ Den gracias al SEÑOR, bendigan su Nombre.

5Porque el SEÑOR es bueno,
para siempre es su misericordia,*
su fidelidad por todas las generaciones.

R.-/ Den gracias al SEÑOR, bendigan su Nombre.


Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos (5:1-11)

Hermanos: fuimos justificados por la fe, por eso tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por medio de Él, también la fe nos ha dado entrada a esta Gracia, y en ella estamos firmes, y nos enorgullecemos en la esperanza de la gloria de Dios.
No sólo esto; también nos gloriamos en las crisis, sabiendo que la crisis produce paciencia; y la paciencia, un carácter probado; y el carácter probado, esperanza; y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.
Mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los malvados. A duras penas habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por una persona verdaderamente buena. Pero Dios demuestra su amor para nosotros, en que –siendo aún pecadores-, Cristo murió por nosotros. Entonces mucho más, ahora que su sangre nos ha justificado, seremos salvos de la ira de Dios por medio de El.
Si cuando éramos sus enemigos, la muerte de su Hijo nos reconcilió con Dios, con más razón, ya reconciliados, seremos salvos por su vida.
Y no sólo esto, sino que también nos enorgullecemos en Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien ahora hemos recibido la reconciliación.
Palabra del Señor.

Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, según
San Mateo 9:35-38 y 10: 8-15

+ En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, proclamando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Viendo las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban angustiadas y abatidas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: --“La mies es mucha, pero los obreros pocos; por eso, rueguen al Señor de la mies que envíe obreros a su mies…”
“Sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios; lo que de gracia recibieron, de gracia denlo. No se provean ustedes de oro, ni de plata, ni de cobre para llevar en la cintura, ni morral para el camino, ni dos mudas de ropa, ni sandalias, ni bordón; porque el obrero merece su salario. En cualquier ciudad o aldea donde entren, averigüen quién es digno en ella, y quédense allí hasta que se marchen. Al entrar en la casa, saluden con la paz; si la casa es digna, que el saludo de paz de ustedes venga sobre ella; pero si no es digna, que el saludo de paz se vuelva a ustedes. Cualquiera que no los reciba ni oiga las palabras e ustedes, al salir de esa casa o de esa ciudad, sacúdanse el polvo de los pies. En verdad les digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y Gomorra que para esa ciudad.
El Evangelio del Señor.
Enmegahbowh

Presbítero y Misionero.
12 de Junio de 1902
Texto traducido y adaptado por el
Pbro. Miguel Zavala-Múgica,
de la Diócesis del Occidente de México,
a partir del sitio
http://satucket.com/lectionary/Enmegahbowh.htm


(James Kiefer no provee aún una biografía de Enmegahbowh. Lo que sigue es una biografía tomada de A Pioneer History of Becker County Minnesota por Alvin H. Wilcox (1907). Enmegahbowh fue el primer nativo americano ordenado en la Iglesia Episcopal). (sic!)

El Revdo. Dr. Breck –gran misionero-, inició una misión en Leech Lake, entre los nativos Ojibwa de Minnesota. Esta misión, por diversas circunstancias, tuvo sólo un éxito parcial, y en el invierno de 1855-56, los indígenas se levantaron de manera tan violenta a causa de problemas con los agentes del gobierno de los Estados Unidos, que el Dr. Breck se vio forzado a irse, mientras las instalaciones de la misión eran incendiadas.

Dos años más tarde, el Revdo. Peake fue a Crow Wing a establecer otra misión; un joven diácono indígena, John Johnson (cuyo nombre indígena era Enmegahbowh), llegó para ayudarle. Este hombre había sido catecúmeno bajo la guía del Dr. Breck, y había sido bautizado por él. Debe haber nacido en alguna familia de cierta posición en su tribu, dado que se le había apartado para ser médico tribal en su juventud, y su nombre nativo –Enmegahbowh-, significaba: “Aquél que comparece con su pueblo”, nombre muy significativo, que probó su conveniencia a su debido tiempo.

En 1861, Peake dejó la misión en manos de Enmegahbowh. Crow Wing era entonces un asentamiento de muy mala reputación en la frontera. En 1862, el año del levantamiento de los Sioux, Hoyo-en-el-día, un jefe Ojibwa, reunió a quinientos guerreros, y los preparó para una masacre generalizada de los blancos. Enmegahbowh, habiendo persuadido a otros grupos de no unirse a Hoyo-en-el-día, fue hecho prisionero; sin embargo, escapó con éxito y –sorteando graves peligros-, logró llegar a Fort Ripley; gracias a su oportuna información se evitó una masacre aún más sangrienta

Por unos pocos años, la misión pareció trabajar bien; Enmegahbowh recibió invitaciones para mudarse a trabajar donde le esperaba un ministerio más cómodo y esperanzador, pero el Obispo Whipple le animó a permanecer en el frente por una causa impopular y por un pueblo odiado, y Enmegahbowh pudo probar la nobleza y conveniencia de su nombre: no abandonaría a su pueblo.

Por fin, el gobierno hizo nuevos arreglos, y setecientos Ojibwa fueron transferidos alo que se llamó: Reservación de White Earth, un territorio de seis millas cuadradas, al norte de Minnesota. De aquellos setecientos, unos ciento cincuenta eran mestizos de franceses e indios o católicos romanos. Enmegahbowh trabajó honestamente entre el resto; esta vez, el gobierno ayudaba animando a los indígenas de manera civilizada.

Se construyó un aserradero de vapor en el lago de White Earth, donde los nativos aprendieron a manejar la maquinaria, de donde se producía material de construcción. A la misión asistían feligreses del Este, y se construyeron una iglesia y una vicaría. Para cuando se consagró el templo, en agosto de 1872, un buen grupo de clérigos y laicos –gracias a los ánimos y generosidad del Obispo Whipple-, pudo visitar White Earth.

La consagración tuvo lugar un jueves; para la mañana del viernes, los jefes indicaron al Obispo su deseo de encontrarse con el Obispo en un concilio, el cual tuvo lugar aquella misma tarde, en la colina frente a la iglesia. Era una escena pintoresca –el hermoso paisaje, los rayos del sol brillando por entre el robledal, sobre el Obispo y Enmegahbowh, quienes se sentaron al centro, los jefes y cinco o seis clérigos agrupados en torno. Tras el Obispo, tres sillas para las damas-, primera vez, creo yo, que las damas eran admitidas en un concilio indio. Los jefes hablaron por turno, conforme ellos mismos se pusieron de acuerdo, Enmegahbowh era el intérprete.

-- Esquela aparecida en el boletín Christian Soldier.
El Revdo. John Johnson (entiéndase Enmegahbowh), nació en Canadá y murió en White Earth el 12 de Junio de 1902, a la edad de 95 años.


Colecta de Enmegahbowh:

Dios todopoderoso, que en la antigüedad condujiste a tu pueblo peregrino por entre columnas de fuego y nube; concede a los ministros de tu Iglesia, que –siguiendo el ejemplo del bienaventurado Enmegahbowh, puedan comparecer ante tu pueblo santo, dirigiéndolo con fiero celo y con gentil humildad. Te lo pedimos mediante Jesús, el Cristo, quien vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.
Amén.