sábado, 19 de julio de 2008

Propios de la Santa Eucaristía.
IX Domingo de Pentecostés (Propio 11)
20 de julio A.D. 2008


Colecta
Dios omnipotente, fuente de toda sabiduría, tú conoces nuestras necesidades antes de que te pidamos, y nuestra ignorancia en pedir: Ten compasión de nuestras flaquezas, y danos, por tu misericordia, aquellas cosas que por nuestra indignidad y ceguedad no sabemos ni nos atrevemos a pedirte; por los méritos de Jesucristo tu Hijo nuestro Señor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
Lectura del Libro de la Sabiduría (12: 13 y 16-19)

No existe ningún dios, fuera de ti, que tenga todo bajo su cuidado y a quien tú tengas que dar cuentas de si has juzgado rectamente o no; ni hay rey ni gobernante que pueda hacerte frente para defender a los que tú has castigado. Puesto que eres justo, todo lo gobiernas con justicia; y juzgas indigno de tu poder condenar al que no merece castigo; porque tu poder es la base de tu justicia, y siendo el dueño de todos, de todos tienes compasión. Tú despliegas tu fuerza ante aquellos que dudan de tu gran poder, y confundes a los que –conociéndolo-, se muestran insolentes; pero, precisamente porque dispones de tan gran poder, juzgas con bondad y nos gobiernas con gran misericordia, porque puedes usar de tu poder en el momento que quieras. Actuando así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser bondadoso, y llenaste a tus hijos de una bella esperanza, al darles la oportunidad de arrepentirse de sus pecados.
Palabra del Señor.

R./ Demos gracias a Dios.
Salmo 86

R./ Alegra el ánimo de este siervo tuyo,*
pues a ti dirijo mi oración.

1 Señor, dígnate escucharme,*
porque estoy muy triste y pobre;
2 protégeme, pues te soy fiel.*
Tú eres mi Dios; ¡salva a este siervo tuyo que en ti confía!
3 Señor, ten compasión de mí,*
que a ti clamo a todas horas.
4 Señor, alegra el ánimo de este siervo tuyo,*
pues a ti dirijo mi oración.
5 Porque tú, Señor, eres bueno y perdonas;*
eres todo amor con los que te invocan.
6 Señor, escucha mi oración,*
¡atiende mi plegaria!
7 En mi angustia clamo a ti,*
porque tú me respondes.
8 ¡No hay dios comparable a ti, Señor!*
¡No hay nada que iguale a tus obras!
9 Oh Señor, tú has formado a todas las naciones,
y ellas vendrán a ti para adorarte*
y para glorificar tu nombre.
10 Porque solo tú eres Dios;*
¡tú eres grande y haces maravillas!
11 Oh Señor, enséñame tu camino,
para que yo lo siga fielmente.*
Haz que mi corazón honre tu nombre.
12 Mi Señor y Dios, te alabaré con todo el corazón*
y glorificaré siempre tu nombre.
13 ¡Inmenso es tu amor por mí!*
¡Me has librado de caer en el sepulcro!
14 Oh Dios, una banda de insolentes y violentos,
que no te tienen presente,*
se han puesto en contra mía y quieren matarme.
15 Pero tú, Señor, eres Dios tierno y compasivo,*
paciente, todo amor y verdad.
16 Mírame, ¡ten compasión de mí!*
¡Salva a este siervo tuyo! ¡Dale tu fuerza!
17 Dame una clara prueba de tu bondad,
y que al verla se avergüencen los que me odian.*
¡Tú, Señor, me das ayuda y consuelo!

R./ Alegra el ánimo de este siervo tuyo,*
pues a ti dirijo mi oración.
Lectura de la Carta del Apóstol
San Pablo a los Romanos (8: 18-25).

Hermanos: Considero que los sufrimientos del tiempo presente no son nada si los comparamos con la gloria que habremos de ver después. La creación espera con gran impaciencia el momento en que se manifieste claramente que somos hijos de Dios: porque la creación perdió su verdadera finalidad, no por su propia voluntad, sino porque Dios así lo había dispuesto; pero le quedaba siempre la esperanza de ser liberada de la esclavitud y la destrucción, para alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que hasta ahora la creación entera se queja y sufre como una mujer con dolores de parto. Y no solo ella sufre, sino también nosotros, que ya tenemos el Espíritu como anticipo –como unas arras de boda-, de lo que vamos a recibir. Sufrimos profundamente, esperando el momento de ser adoptados como hijos de Dios, con lo cual serán liberados nuestros cuerpos. Con esa esperanza hemos sido salvados. Sólo que esperar lo que ya se está viendo no es esperanza, pues, ¿quién espera lo que ya está viendo? Pero si lo que esperamos es algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo sufriendo con firmeza.
Palabra del Señor.

R./ Demos gracias a Dios.



+ Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo
según San Mateo (13: 24-30 y 36-43).


R./ Gloria a Ti, Cristo Señor.
Jesús contó esta otra parábola:
--“Sucede con el Reino de los Cielos como con un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero cuando todos estaban durmiendo, llegó un enemigo, sembró mala hierba entre el trigo y se marchó. Cuando el trigo creció y se formó la espiga, apareció también la mala hierba. Entonces los trabajadores fueron a decirle al dueño: ‘Señor, si la semilla que sembró usted en el campo era buena, ¿de dónde ha salido la mala hierba?’ El dueño les dijo: ‘Algún enemigo ha hecho esto.’ Los trabajadores le preguntaron: ‘¿Quiere usted que vayamos a arrancar la mala hierba?’ Pero él les dijo: ‘No, porque al arrancar la mala hierba pueden arrancar también el trigo. Lo mejor es dejarlos crecer juntos hasta la cosecha; entonces mandaré a los que han de recogerla que recojan primero la mala hierba y la aten en manojos, para quemarla, y que después guarden el trigo en mi granero.’ ” … …
… …Jesús despidió entonces a la gente y entró en la casa, donde sus discípulos se le acercaron y le pidieron que les explicara la parábola de la mala hierba en el campo. Jesús les respondió: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre, y el campo es el mundo. La buena semilla representa a los que son del Reino, y la mala hierba representa a los que son del maligno, y el enemigo que sembró la mala hierba es el diablo. La cosecha representa el fin del mundo, y los que recogen la cosecha son los ángeles. Así como la mala hierba se recoge y se echa al fuego para quemarla, así sucederá también al fin del mundo. El Hijo del Hombre mandará a sus ángeles a recoger de su Reino a todos los que hacen pecar a otros, y a los que practican el mal. Los echarán en el horno encendido, y vendrán el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. Los que tienen oídos, oigan.
El Evangelio del Señor.

R./ Te alabamos Cristo Señor.
Conmemoraciones de la Semana:
22 de julio: María Magdalena
24 de julio: Tomás de Kempis, presbítero, 1471
25 de julio: Santiago, apóstol
26 de julio: Los Padres de la Bendita Virgen María

La Conferencia de Lambeth:
El 20 de julio se celebrará la Solemne Eucaristía de la Conferencia de Lambeth en la histórica Catedral de Canterbury. Las actividades de la Conferencia de Obispos y Cónyuges continuarán durante toda la semana, incluyendo el día jueves 24 varias actividades en Londres: una visita al Palacio de Lambeth, una marcha de solidaridad con las Metas de Desarrollo del Milenio, y una reunión social en el Palacio de Buckingham. Mientras tanto, los obispos y sus cónyuges continúan estudiando el Evangelio de Juan.

En el Ciclo Anglicano de Oración oremos por…:

+ La Conferencia de Lambeth y la Diócesis de Canterbury.

+La Iglesia Episcopal en las Filipinas:
Reverendísimo Ignacio Capuyan Soliba, Obispo Primado de la Iglesia Episcopal en las Filipinas.
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U.I.O.G.D.

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