sábado, 12 de julio de 2008

Propios de la Santa Eucaristía.
IX Domingo de Pentecostés (Propio 10)
13 de julio A.D. 2008


Colecta:
Oh Señor, atiende, en tu bondad, las súplicas de tu pueblo que clama a ti, y concede que podamos percibir y comprender lo que debemos hacer, y tengamos también la gracia y el poder para cumplirlo fielmente; por Jesucristo nuestro Señor, quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
Lectura del Libro del Profeta Isaías (55:1-5 y10-13)

Todos los que tengan sed, vengan a beber agua; los que no tengan dinero, vengan, consigan trigo de balde y coman; consigan vino y leche sin pagar nada. ¿Por qué dar dinero a cambio de lo que no es pan? ¿Por qué dar su salario por algo que no deja satisfecho? Óiganme bien y comerán buenos alimentos, comerán cosas deliciosas.
Vengan a mí y pongan atención, escúchenme y vivirán. Yo haré con ustedes una alianza eterna, cumpliendo así las promesas que por amor hice a David. Yo lo puse a él como testigo para las naciones, como jefe e instructor de los pueblos. Tú llamarás a pueblos desconocidos; pueblos que no te conocían irán corriendo a ti, porque yo, tu Señor, el Dios Santo de Israel, te he honrado.
“Busquen al Señor mientras puedan encontrarlo, llámenlo mientras está cerca. Que el malvado deje su camino, que el perverso deje sus ideas; vuélvanse al Señor, y él tendrá compasión de ustedes; vuélvanse a nuestro Dios, que es generoso para perdonar. Porque mis ideas no son como las de ustedes, y mi manera de actuar no es como la suya. Así como el cielo está por encima de la tierra, así también mis ideas y mi manera de actuar están por encima de las de ustedes.”
El Señor lo afirma. “Así como la lluvia y la nieve bajan del cielo, y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, y producen la semilla para sembrar y el pan para comer, así también la palabra que sale de mis labios no vuelve a mí sin producir efecto, sino que hace lo que yo quiero y cumple la orden que le doy.
“Ustedes saldrán de donde están con alegría, volverán a su país con paz. Al verlos, los montes y las colinas estallarán en cantos de alegría y todos los árboles del campo aplaudirán. En vez de zarzas crecerán pinos, en vez de ortigas crecerán arrayanes; esto hará glorioso el nombre del Señor; será una señal eterna, indestructible.”
Palabra del Señor.


Salmo 65

R./ ¡Oh Dios!, ¡tú mereces un himno en Sión!

1 Oh Dios de Sión, ¡tú eres digno de alabanza!, *
¡tú mereces que te cumplan lo prometido, 2 pues escuchas la oración! *
Todo el mundo viene a ti.
3 Nuestras maldades nos dominan, *
pero tú perdonas nuestros pecados.
4 Feliz el hombre a quien escoges*
y lo llevas a vivir cerca de ti,
en las habitaciones de tu templo.
¡Que seamos colmados con lo mejor de tu casa,*
con la santidad de tu templo!
5 Dios y Salvador nuestro,
tú nos respondes con maravillosos actos de justicia;*
la tierra entera confía en ti,
y también la mar lejana;
6 tú mantienes firmes las montañas*
con tu poder y tu fuerza.
7 Tú calmas el estruendo de las olas*
y el alboroto de los pueblos;
8 aun los que habitan en lejanas tierras
tiemblan ante tus maravillas;*
por ti hay gritos de alegría
de oriente a occidente.
9 Tú tienes cuidado de la tierra;
le envías lluvia y la haces producir;*
tú, con arroyos caudalosos,
haces crecer los trigales.*
¡Así preparas el campo!
10 Tú empapas los surcos de la tierra
y nivelas sus terrones;*
ablandas la tierra con lluvias abundantes
y bendices sus productos.
11 Tú colmas el año de bendiciones,*
tus nubes derraman abundancia;
12 los pastos del desierto están verdes*
y los montes se visten de gala;
13 los llanos se cubren de rebaños,
los valles se revisten de trigales;*
¡todos cantan y gritan de alegría!

R./ ¡Oh Dios!, ¡tú mereces un himno en Sión!
Lectura de la Carta del
Apóstol San Pablo a los Romanos (8:9-17).


Hermanos: ustedes ya no viven según las inclinaciones de la naturaleza humana, sino según el Espíritu, puesto que el Espíritu de Dios vive en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo vive en ustedes, el espíritu vive porque Dios los ha hecho justos, aún cuando el cuerpo esté destinado a la muerte por causa del pecado. Si el Espíritu de Aquél que resucitó a Jesús vive en ustedes, el mismo que resucitó a Cristo dará nueva vida a sus cuerpos mortales por medio del Espíritu de Dios que vive en ustedes.
Así pues, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir según las inclinaciones de la naturaleza débil. Porque si viven ustedes conforme a tales inclinaciones, morirán; pero si por medio del Espíritu hacen ustedes morir esas inclinaciones, vivirán.
Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios, pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo, sino el Espíritu que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, diciendo: “¡Abbá! ¡Padre!” Y este mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que ya somos hijos de Dios. Y puesto que somos sus hijos, también tendremos parte en la herencia que Dios nos ha prometido, la cual compartiremos con Cristo, puesto que sufrimos con él para estar también con él en su gloria.
Palabra del Señor.


+ Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según
San Mateo 13:1-9,18-23

Aquel mismo día, salió Jesús de casa y se sentó a la orilla del lago. Como se reuniera mucha gente, Jesús subió a una barca y se sentó, mientras la gente se quedaba en la playa. Entonces se puso a hablarles de muchas cosas por medio de parábolas.
Les dijo: “Salió un sembrador a sembrar; y al sembrar, una parte de la semilla cayó en el camino, y llegaron las aves y se la comieron. Otra parte cayó entre las piedras, donde no había mucha tierra; esa semilla brotó pronto, porque la tierra no era muy honda; pero el sol, al salir, la quemó, y como no tenía raíz, se secó. Otra parte de la semilla cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron. Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio buena cosecha; algunas espigas dieron cien granos por semilla, otras sesenta granos, y otras treinta. Los que tienen oídos, oigan.”
“Escuchen, pues, lo que quiere decir la parábola del sembrador: Los que oyen el mensaje del Reino y no lo entienden, son como la semilla que cayó en el camino; viene el maligno y les quita el mensaje sembrado en su corazón. La semilla que cayó entre las piedras representa a los que oyen el mensaje y lo reciben con gusto, pero como no tienen suficiente raíz, no se mantienen firmes; cuando por causa del mensaje sufren pruebas o persecución, fallan. La semilla sembrada entre espinos representa a los que oyen el mensaje, pero los negocios de esta vida les preocupan demasiado y el amor por las riquezas los engaña. Todo esto ahoga el mensaje y no lo deja dar fruto en ellos.
Pero la semilla sembrada en buena tierra representa a los que oyen el mensaje y lo entienden y dan una buena cosecha, como las espigas que dieron cien, sesenta o treinta granos por semilla.”
El Evangelio del Señor.


Conmemoraciones de la Semana:

16 de julio: Inicio de la Conferencia de Lambeth 2008 y la Conferencia de Cónyuges.
17 de julio: William White, Obispo de Pennsylvania, 1836
19 de Julio: Macrina, monja y maestra, 379

La Conferencia de Lambeth:
El 16 de julio se realiza la sesión inaugural de la Conferencia. Los obispos comenzarán tres días de retiro espiritual (del 17 al 19 de julio) en la histórica Catedral de Canterbury, estudiando el Evangelio de Juan.
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En el Ciclo Anglicano de Oración oremos por:

La Iglesia Anglicana de Papúa-Nueva Guinea.
Revdmo. James Simon Ayong, Obispo de Aipo Rongo
Arzobispo de Papúa-Nueva Guinea.

Papúa-Nueva Guinea ocupa la mitad oriental de la Isla de Nueva Guinea, ubicada en el cuadrante noroeste de Australia. De entre los casi 5 millones de cristianos de la isla, un 3.2% son anglicanos. La Iglesia Anglicana está formada por cinco diócesis que incluyen unas 118 parroquias, 173 clérigos y numerosos catequistas.
U.I.O.G.D.

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