"LANZA GRITOS DE ALEGRÍA, HIJA DE SIÓN!"
HOMILÍA PARA EL
III DOMINGO DE ADVIENTO.
CICLO "C"
16 de Diciembre, A.D. 2012.
[Véanse los Propios: Oración Colecta y Lecturas, al calce de esta homilía].
Dios nos enseña frecuentemente, a través de paradojas, de situaciones ilógicas y sorprendentes que nos saca al paso mientras nos lleva por la vida, por un viaje donde lo esencial de su compañía es El
Encuentro, la esencia de la Gracia de Dios, poder toparse amable y
amorosamente con Él y reconocerle en personas y situaciones que se nos dan por el camino.
Lulú, una antigua amiga mía de la parroquia en la que fui bautizado, tuvo –hace
unos años-, un accidente en el que murió
su padre y ella perdió una pierna que ya, de por sí, tenía lisiada desde su nacimiento. Esta mujer siempre se ha distinguido en su iglesia por su alegría, su
espíritu de cooperación, su amor por los niños en la catequesis y su rostro
siempre sonriente; aún sigue mostrándose así, pese a las penas y el dolor por
los que ha pasado: pese a no poder caminar a su gusto, ni bailar, ni correr, a depender de tratamientos médicos molestos.
Estoy seguro de que
personas como Lulú, nos ayudan muchísimo, como ocasiones de Gracia y encuentros
de Comunión con Dios. La primera
lectura de hoy --del Profeta Sofonías-- que es en lo que nos vamos a centrar, encarna muy bien en una vida como esa, y es una paradoja de las que Dios nos pone hoy en el camino.
La Hija de Sión
“Lanza gritos de alegría, Hija de Sión!
¡Regocíjate y alégrate de todo corazón, Hija de Jerusalén!”
Al III Domingo de Adviento se le conoció por
mucho tiempo como la Domínica Gaudete, o "Domingo de Gozo", y todavía en
muchas iglesias anglicanas y romanas, se interrumpe el uso del color azul
índigo (anglicano) o morado (romano), con un rosa que recuerda el crepúsculo
matutino, justo cuando está a punto de amanecer el Sol de Justicia que es
Jesús, el Cristo.
El azul de Adviento, representa la
noche de la humanidad “en tinieblas y en sombra de muerte”, sumergida en el
miedo y en el terrible ciclo de la culpa y el castigo, del dolor y la angustia.
Como que el mensaje de este domingo es
que: cuando más oscura parece nuestra noche, es que pronto veremos el
amanecer.
Así es como presenta Sofonías al pueblo de Dios, en la alegría de una joven, de una muchacha que viene cantando y bailando, acompañando el regreso de su pueblo --Israel-- desde el exilio, esta chica es la personificación de la ciudad edificada sobre el monte Sión, Jerusalén, y ésta ciudad representa a toda la nación.
Pero además, es Dios mismo representado en esta muchacha que canta y baila, YAHVÉH que se manifiesta y se identifica en su pueblo mismo, y que puede ser un niño, o puede ser un anciano, o una señora con muchos hijos, una chica como la que ilustra la profecía que leemos hoy.
“¡Lanza gritos de alegría, Hija de Sión! ¡...Regocíjate, alégrate de todo corazón, Hija de Jerusalén! ...El Señor, rey de Israel, está en medio de ti!” (Sofonías 3). (FOTO: Jóvenes iraníes bailando; SHAHNAZ MOSLEHI ED. EQBAL, 1994).
Sorprende cómo los cristianos hemos
desperdiciado e ignorado tanto esa imagen. Solemos representar a Dios
como un anciano venerable, inmóvil en su
trono... ¿¡y entonces qué con esta imagen juvenil, musical, masculina o femenina!? ¿qué hay de este icono de Dios, danzando de
alegría con su pueblo o como una muchacha.
Quizá esa imagen resulte blasfema pera muchas personas, pero eso es sólo el
indicador de cuánto nos falta por escudriñar bien los textos de la Biblia, con una mente crítica, a la vez que devota, y por
vivir esa Palabra de Dios que Él escribe tan enfática y amorosamente en
nuestras vidas; esa Palabra que nuestras experiencias pueden manifestar si nos
dejamos encontrar por la Gracia de Dios.
Qué terribles pueden ser angustias,
penas y dolor como los de mi amiga Lulú y su familia, pero --paradójicamente-- qué gozo y esperanza ("iqué dicha!", en palabras típicas de la propia Lulú) es
vivir la Gracia del encuentro, danzar y cantar de alegría en comunión con Dios. Qué paradoja que una persona que --como ella-- lo que justamente NO podría hacer, sería levantarse a bailar, sea quien nos inspire el día de hoy, y quien sea imagen de esta "Gracia de Dios que canta y baila", como dice uno de los antiguos monjes cristianos, llamados: "Padres del Desierto".
...Cuánto consuelo y satisfacción --quizá-- habría encontrado al leer una buena traducción del profeta Sofonías, el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, quien dijo que sólo podría creer en un Dios que supiera bailar.
La Virgen, Hija de Sión.
"Virgen, hija de Sión", es ya una antigua imagen poética hebrea para llamar a Jerusalén y a Israel como un todo; sin embargo, los cristianos solemos aplicarla cariñosamente --en espíritu de profecía-- a nuestra Virgen María, la Madre de Jesús.
La "Theotókos, Hija de Sión" (FOTO: Ícono pintado --"escrito"-- por John Carpenter, un niño de siete años, de Radnor, Pennsylvania, en 1999).
El IV Domingo de Adviento --el próximo domingo-- es, de algún modo,
algo así como el “Domingo de la Bendita Virgen María, pero ya desde el III Domingo tenemos un anuncio: que María es Hija, aún antes que Madre. A ella queremos ver anunciada por los
Profetas en la muchacha, la joven Hija de Sión, objeto del amor paterno
y materno de Dios. Su actitud de hija se expresa muy bien en su abrazo a la misión a la que el Padre la llama. Da un
“¡Sí!” a la voluntad del Padre de enviar al mundo a su Hijo.
Señor, Jesús, libertador de nuestras vidas, anhelo
de nuestras almas: concede que –arrojando de nosotros todo miedo y temor-,
podamos gozar del placer servirte con ánimos alegres en comunión con todos
nuestros hermanos.
PARA QUE EN TODAS LAS COSAS SEA DIOS GLORIFICADO...
PadreMiguel Zavala-Múgica+
U. I. O. G. D.
rosaefilius@gmail.com
FaceBook:
PadreMiguel Zavala-Múgica+
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PROPIOS DE LA SANTA EUCARISTÍA
para el III Domingo de Adviento
CICLO "C"
COLECTA DEL DÍA:
Oremos:
Suscita tu poder, oh Señor, y con gran potencia ven a nosotros;
ya que estamos impedidos penosamente por nuestros pecados,
haz que tu abundante gracia y misericordia nos ayuden y libren
prontamente.
Por Jesucristo nuestro Señor, a quien contigo y el Espíritu Santo,
sean el honor y la gloria, ahora y por siempre.
R./ Amén.
Lectura del Libro del Profeta
Sofonías [3: 14-18a].
Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel;
alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén.
YAHVÉH ha retirado la sentencia contra ti,
ha expulsado a tus enemigos.
YAHVÉH será el rey de Israel, en medio de ti,
y ya no temerás.
Aquel día dirán a Jerusalén:
“No temas, Sión, no desfallezcan tus manos.
YAHVÉH , tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva.
Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo,
como en día de fiesta”.
Palabra del Señor.
R./ Demos gracias a Dios.
Primer Cántico de Isaías
Ecce, Deus
[Isaías 12:2-6]
R./ Sacarán ustedes aguas con júbilo *
de las fuentes de salvación.
He aquí, es Dios quien me salva; *
confiaré en él y no temeré.
Mi fortaleza y mi refugio es el Señor; *
él se hizo mi Salvador.
R./ Sacarán ustedes aguas con júbilo *
de las fuentes de salvación.
Aquel día dirán: *
Den gracias al Señor e invoquen su Nombre.
Cuenten a los pueblos sus hazañas; *
pregonen que su Nombre es excelso.
R./ Sacarán ustedes aguas con júbilo *
de las fuentes de salvación.
Canten alabanzas al Señor, porque ha hecho cosas sublimes, *
y esto es conocido por toda la tierra.
Vitoreen, habitantes de Sión, con gritos de júbilo, *
porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.
R./ Sacarán ustedes aguas con júbilo *
de las fuentes de salvación.
Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los
Filipenses [4: 4-7].
Hermanos:
Estén siempre alegres en el Señor; se lo repito, estén alegres.
Que todo el mundo los conozca a ustedes por su bondad: el Señor está cerca.
Que nada los preocupe, al contrario, en toda ocasión presenten sus peticiones a Dios, orando, suplicando y dando gracias.
Entonces la paz de Dios, que excede a todo entendimiento, guardará sus corazones y mentes en Cristo Jesús.
Palabra del Señor.
R./ Demos gracias a Dios.
+ Santo Evangelio de
Nuestro Señor Jesucristo según
San Lucas [3: 10-18]
R./ Gloria a ti, Cristo Señor.
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan el Bautista:
—«¿Qué debemos hacer?»
Él les contestaba:
—«El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene;
y el que tenga comida haga lo mismo».
Venían también a bautizarse unos cobradores de impuestos y le preguntaban:
—«Maestro, ¿qué hacemos nosotros?»
Él les respondió:
—«No exijan más de lo establecido».
A su vez algunos soldados le preguntaron.
—«Y nosotros, ¿qué debemos hacer?»
Juan les respondió:
—«A nadie extorsionen ni denuncien falsamente,
conténtense con su sueldo».
Como el pueblo estaba a la expectativa, y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y dijo a todos:
—«Yo los bautizo en agua; pero viene uno que puede más que yo, y no merezco ni inclinarme a desatarle la correa de sus sandalias. Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para separar el trigo de la paja y recoger el trigo en su granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga».
Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba la buena nueva.
El Evangelio del Señor.
R./ Te alabamos, Cristo Señor.
U. I. O. G. D.