miércoles, 15 de octubre de 2008

Rapidísimas

Puede leer esta columna en

Por Onell A. Soto, obisposoto@aol.com


+ Una Convención Diocesana de la Iglesia Episcopal de Guatemala celebrada el 11 de octubre eligió como Obispo sufragáneo al sacerdote Enrique Lainfiesta de 54 años de edad en la segunda votación. Rector de la Iglesia de San Juan Bautista en la capital, el nuevo Obispo hizo sus estudios teológicos en Costa Rica y tiene una licenciatura en Psicología. Fue ordenado presbítero en 1981. Está casado con Edna Escobar. La pareja tiene tres hijos mayores. La Convención tuvo como capellán a Sylvestre Romero, Obispo asistente de Nueva Jersey y antiguo miembro del clero guatemalteco. El nuevo Obispo se encargará del trabajo pastoral y misionero de la Región Occidental, predominantemente indígena.
+ Un misionero metodista norteamericano que fue encarcelado y torturado por el gobierno militar de Brasil hace 34 años, ha recibido “una excusa” personal y una compensación monetaria de $122,000, además de una pensión mensual de $900. Fred B. Morris, 74, trabajó con el arzobispo católico romano de Olinda-Recife, Dom Helder Cámara, ya fallecido, en un programa de defensa de los derechos humanos. Un estudio del gobierno brasileño revela que durante la dictadura militar 475 personas fueron asesinadas o desaparecidas. Morris, ya jubilado, vive en Panamá pero espera radicarse antes de fines de año en Nicaragua, con su esposa Argentina.
+ Katharine Jefferts Schori, Obispa Presidenta de la Iglesia Episcopal en Estados Unidos, lamenta la partida del Obispo y la Diócesis de Pittsburg y reafirma que “hay mucho espacio para disentir dentro de esta iglesia” y añade que “ser oponente leal es una larga y honrosa tradición dentro del anglicanismo”. Enfatizó que estamos listos para dar la bienvenida a todos los que quieren retornar para unirse a esta parte del Cuerpo de Cristo.
+ El lunes 13 de octubre falleció el Cardenal Antonio José González Zumárraga, Arzobispo emérito de Quito, a la edad de 83 años. “Antuco”, como le llamábamos sus amigos, fue un hombre sencillo, amable y muy dedicado al trabajo pastoral de la iglesia. Cuando yo era vicario de la Iglesia Episcopal de San Nicolás en Quito, tuve el privilegio de estar presente en su consagración como obispo, el 15 de junio de 1969 y participar con él en muchas actividades ecuménicas. Descanse en la paz del Señor el buen hermano, siervo de Dios.

+ André Karamaga, teólogo presbiteriano ruandés, ha sido electo Secretario General de la Conferencia Panafricana de Iglesias (AACC) que tiene su sede en Nairobi, Kenia. Como presidente de la Iglesia Presbiteriana de Ruanda trató, en vano, de evitar las masacres de 1994 cuando más de un millón de personas perdieron la vida en luchas tribales y varios miles más buscaron refugio en países vecinos.
+ Un mensaje de Ricardo Pereira, Obispo metodista de Cuba, da las gracias por la ayuda recibida del exterior e informa que “en estos momentos difíciles” se está haciendo todo lo posible para socorrer a los más necesitados. Por otra parte, el Pastor Francisco Marrero, Secretario General de la Iglesia Presbiteriana Reformada en Cuba, describe la situación de Cuba diciendo que “hemos vivido días intensos, de angustia y temor por el paso de dos terribles huracanes”. Añade que muchos compatriotas han perdido sus hogares, sufren escasez de alimentos y otras calamidades. “Se necesita ayuda masiva y urgente”. Se estima que 63,249 viviendas han sido totalmente destruidas; 380,000 otras fueron dañadas y miles han perdido todas sus pertenencias.
+ La Comisión de Educación Teológica para América Latina y el Caribe (CETALC) de la Iglesia Episcopal ha decidido crear, a partir del enero de 2009, un Centro Internacional Anglicano de Estudios Teológicos en Santo Domingo, República Dominicana, con espíritu ecuménico, interreligioso y multicultural al servicio de América Latina y el Caribe. Ashton J. Brooks, Deán de la Catedral de Todos los Santos en Islas Vírgenes, ha sido elegido como primer director y gestor del proyecto. El comité asesor del centro estará integrado por Ricardo F. Blanco Beledo, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México; Clara Luz Ajo, profesora del Seminario Evangélico de Teología de Matanzas, Cuba; Adrián Cárdenas, Venezuela; Richard J. Jones, profesor del Seminario Episcopal de Virginia y Wilfrido Ramos, Obispo interino de Ecuador Central. Información: beledo@servidor.unam.mx
+ Los obispos de Maracaibo, Venezuela, y grupos cívicos, han protestado por el asesinato del líder estudiantil Julio Soto, 26, hecho ocurrido el 3 de agosto. También hacen "un imperioso llamado a las autoridades, a los estudiantes y a la ciudadanía en general para que no se dejen arrastrar por las fuerzas ciegas del odio y de la venganza y cultiven con ahínco los valores fundamentales del respeto a la vida, de la dignidad humana y de la reconciliación".
VERDAD: Si buscas el amigo perfecto, morirás sin conocer la amistad. Cicerón, 106-43 a.C., orador romano.

U.I.O.G.D.
Para que enTodas las cosas sea Dios glorificado.

+
DESPEDIDA DE ANITA PORTER
Para quienes hemos conocido y tratado a Doña Anita Porter


--Ana Eugenia Porter Córdova--


--madre del Obispo Carlos Touché, Obispo de la Diócesis de México y Primado de la Iglesia Anglicana de México--, es una pena saber de la partida de ella (13 de Octubre, A.D. 2008), y a la vez es un gozo por su paso a la
Pascua Eterna en Cristo, Nuestro Señor.
Lo participo a todos en la fraternidad de Cristo, y en la amistad y hermandad del mundo interreligioso.


Rogamos las oraciones de todos por ella y por su familia, en particular por fortaleza y paz para su hijo Carlos, Obispo.
El cuerpo de Anita fue velado en una agencia del Sur de la Ciudad de México, y sus restos cremados reposarán en la cripta de la Parroquia de Christ Church.
Descanse en paz la servidora fiel
y se levante en gloria...
U.I.O.G.D.
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CALENDARIO DE FIESTAS MENORES

Teresa de Jesús
15 de Octubre.
De Wikipedia: la Enciclopedia libre.
Editado con información de otros sitios y
nuevas selecciones de imágenes y pies de fotos,
más la selección de poemas, por el

Padre Miguel
Zavala-Múgica+


ARRIBA: Retrato de Teresa, pintado en vida suya,
teniéndola a ella misma como modelo,
por Fray Juan de la Miseria.
T
eresa Sánchez de Cepeda y Ahumada (Ávila , España, 28 de marzo de 1515Alba de Tormes, 04 de octubre de 1582), religiosa, Doctora de la Iglesia Católica, mística y escritora española; fundadora de las y los Carmelitas Descalzos, rama reformada de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (o Carmelitas). Mejor conocida como Santa Teresa de Jesús o Santa Teresa de Ávila.
Familia.
En el siglo se llamaba Teresa Sánchez Cepeda Dávila y Ahumada, aunque generalmente usó el nombre de Teresa de Ahumada hasta que comenzó la reforma monástica, cambiando entonces su nombre por Teresa de Jesús.
El padre de Teresa era Alonso Sánchez de Cepeda, descendiente de judíos conversos. Alonso tuvo dos esposas. Con la primera, Catalina del Peso y Henao, tuvo tres hijos: María de Cepeda, Juan Jerónimo y Pedro. Con la segunda, Beatriz Dávila y Ahumada, que murió cuando Teresa contaba unos doce años, tuvo otros nueve: Fernando, Rodrigo, Teresa, Lorenzo, Antonio, Pedro Alonso, Jerónimo, Agustín y Juana.Alonso Sánchez y su esposa Beatriz eran de familia noble. Consta que la segunda mujer estaba emparentada con muchas familias ilustres de Castilla. Según una tradición, su hermano Pedro Alonso Sánchez de Cepeda y Ahumada en 1562 llegó a lo que hoy día es Nicaragua, al puerto de El Realejo y de allí a El Viejo (actual departamento de Chinandega) con la imagen de la Virgen María, en su advocación de la Inmaculada Concepción, para luego viajar al Perú. Los indios se opusieron a que se llevara la imagen y esta permanece hasta hoy en la Basílica Menor de El Viejo y es la Patrona de Nicaragua.
Infancia.
Según sus escritos destinados a su confesor, reunidos en su Libro de la Vida, desde sus primeros años mostró Teresa una imaginación vehemente y apasionada. Su padre, aficionado a la lectura, tenía algunos romanceros; esta lectura y las prácticas piadosas comenzaron a despertar el corazón y la inteligencia de la pequeña Teresa con seis o siete años de edad.
Entre sus juegos de niña, se le ocurría sufrir el martirio, para lo cual, ella y su hermano, Rodrigo, un año mayor, trataron de ir a las «tierras de infieles», es decir, tierras ocupadas por musulmanes, pidiendo limosna, para que allí los descabezasen. Encontrados por su tío a poca distancia de la casa paterna, los trajo de vuelta a casa. Convencidos de que su proyecto era irrealizable, los dos hermanos acordaron ser ermitaños. Teresa escribe:
“En una huerta que había en casa, procurábamos --como podíamos--, hacer ermitas, poniendo unas pedrecitas, que luego se nos caían, y ansí no hallábamos remedio en nada para nuestro deseo... Hacía (yo) limosna como podía, y podía poco. Procuraba soledad para rezar mis devociones, que eran hartas, en especial el rosario... Gustaba (yo) mucho cuando jugaba con otras niñas, hacer monasterios como que éramos monjas, y yo me parece deseaba serlo…”

Teresa perdió a su madre hacia 1527, o sea a los doce años de edad. Ya en aquel tiempo su vocación religiosa había sido continuamente demostrada. Aficionada a la lectura de libros de caballerías, olvidó sus juegos de la niñez. He aquí sus palabras:

“Comencé a traer galas, y a desear contentar en parecer bien, un mucho cuidado de manos y cabello y olores, y todas las vanidades que en esto podía tener, que eran hartas, por ser muy curiosa... Tenía primos hermanos algunos... eran casi de mi edad, poco mayores que yo; andábamos siempre juntos, teníanme gran amor y en todas las cosas que les daba contento, los sustentaba plática y oía sucesos de sus aficiones y niñerías, no nada buenas... Tomé todo el daño de una parienta, que trataba mucho en casa... Con ella era mi conversación y pláticas, porque me ayudaba a todas las cosas de pasatiempo, que yo quería, y aun me ponía en ellas, y daba parte de sus conversaciones y vanidades. Hasta que traté con ella, que fue de edad de catorce años... no me parece había dejado a Dios por culpa mortal.”

Del relato de Teresa resulta que durante sólo tres meses tuvo «amor a los pasatiempos de buena conversación», favorecidos por las criadas, con ocasión de peligro para ella y deshonra para su padre y hermanos, juntamente con la afición a las galas y el deseo de contentar y parecer bien; pero ella misma declara que las «cosas deshonestas naturalmente las aborrecía.» Su padre cortó el mal de raíz llevando a Teresa (1531) al convento agustino de Santa María de Gracia en Ávila. También se ha dicho que hacia 1529, escribió Teresa libros de caballerías. Ya en el monasterio, los primeros ocho días echó mucho de menos Teresa su libertad. No quería ser monja, y sus adoradores la enviaban recados, mas según su propia frase, «como no había lugar, presto se acabó.» En dicho convento permaneció Teresa hasta el otoño de 1532, sin decidirse a ser monja.
Mudanza física y espiritual.
Acometida de grave enfermedad, tuvo que volver a casa de su padre, y ya curada, la llevaron al lado de su hermana María de Cepeda, que con su marido, don Martín de Guzmán y Barrientos, vivía en Castellanos de la Cañada. Luchando consigo misma, llegó a decir a su padre que deseaba ser monja, pues creía ella, dado su carácter, que el haberlo dicho bastaría para no volverse atrás. Su padre contestó que no lo consentiría mientras él viviera; sin embargo, Teresa dejó la casa paterna, entró (02 de noviembre de 1533) en el convento de la Encarnación, en Ávila, donde profesó el 03 de noviembre de 1534.
Tras entrar al convento su estado de salud empeoró; padeció desmayos, una cardiopatía no definida y otras molestias. Así pasó el primer año; para curarla, la llevó su padre (1535) a Castellanos de la Cañada, con su hermana. En dicha aldea permaneció Teresa hasta la primavera de 1536. En Castellanos de la Cañada habría logrado (1535), la conversión de un clérigo concubinario. Entonces pasó a (Ávila). De vuelta en Ávila (Domingo e Ramos de 1537), sufrió (julio) un parasismo de cuatro días en casa de su padre; y quedó paralítica por más de dos años; antes y después de lo cual, sus padecimientos físicos fueron extraordinarios.
Favores espirituales.
A mediados de 1539 Teresa quedó sanada según ella por San José. Con la salud volvieron las aficiones mundanas, fáciles de satisfacer, puesto que la clausura a todas las religiosas no se impuso como obligatoria hasta 1563. Vivía Teresa de nuevo en el convento, donde recibía frecuentes visitas.
Languideció –según ella-, entonces su espíritu, y dejó la oración (1541). Afirma que luego se le apareció Jesucristo (1542) en el locutorio con semblante airado, reprendiéndole su trato familiar con seglares. No obstante, permaneció Teresa en él durante muchos años, hasta que se movió a dejar el trato de seglares (1555) a la vista de una imagen de Jesús crucificado.
Ya había perdido a su padre (1541), cuyas últimas palabras le hicieron profunda impresión. El sacerdote que le había asistido en sus últimos momentos (el Dominico Vicente Barón), se encargó de dirigir la conciencia de Teresa, la cual, hasta la fecha citada, conociendo sus faltas, no quería corregirlas. Al cabo Teresa se confortó con la lectura de las Confesiones, de San Agustín. Los Jesuitas Juan de Prádanos y Baltasar Álvarez fundaron en Ávila un colegio de la Compañía de Jesús (1555).

“Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero...
Vivo ya fuera de mí, después que muero de amor, porque vivo en el Señor, que me quiso para sí; cuando el corazón le di, puse en él este letrero: ‘Que muero porque no muero’. ”

Santa Teresa de Jesús: Pintura al óleo de
Alonso del Arco, siglo XVII

Teresa confesó con Prádanos; al año siguiente (1556) comenzó a sentir grandes favores espirituales, y poco después se vio animada (1557) por San Francisco de Borja. Tuvo en 1558 su primer rapto y –en él, una visión del infierno; tomó por confesor (1559) a Baltasar Álvarez, que dirigió su conciencia durante unos seis años, y disfrutó, dice, de grandes favores celestiales, entre los que se contó la visión de Jesús resucitado. Hizo voto (1560) de aspirar siempre a lo más perfecto; San Pedro de Alcántara aprobó su espíritu, y San Luis Beltrán la animó a llevar adelante su proyecto de reformar la Orden del Carmen, concebido hacia dicho año.

Quería Teresa fundar en Ávila un monasterio para la estricta observancia de la regla de su orden, que comprendía la obligación de la pobreza, de la soledad y del silencio. Por mandato de su confesor, el dominico Pedro Ibáñez, escribió su vida (1561), trabajo que terminó hacia junio de 1562; añadió, por orden de Fray García de Toledo, la fundación de San José; y por consejo de Soto volvió a escribir su vida en 1566.

Aquí es oportuno copiar al biógrafo francés Pierre Boudot:

“En todas las páginas (del libro de su vida) se ven las huellas de una pasión viva, de una franqueza conmovedora, y de un iluminismo consagrado por la fe de fieles. Todas sus revelaciones atestiguan que creía firmemente en una unión espiritual entre ella y Jesucristo; veía a Dios, la Virgen, los santos y los ángeles en todo su esplendor, y de lo alto recibía inspiraciones que aprovechaba para la disciplina de su vida interior. En su juventud las aspiraciones que tuvo fueron raras y parecen confusas; sólo en plena edad madura se hicieron más distintas, más numerosas y también más extraordinarias.

Pasaba de los cuarenta y tres años cuando por vez primera vivió un éxtasis. Sus visiones intelectuales se sucedieron sin interrupción durante dos años y medio (1559–1561). Sea por desconfianza, sea para probarla, sus superiores le prohibieron que se abandonase a estos fervores de devoción mística, que eran para ella una segunda vida, y la ordenaron que resistiera a estos arrobamientos, en que su salud se consumía. Obedeció ella, mas a pesar de sus esfuerzos, su oración era tan continua que ni aun el sueño podía interrumpir su curso. Al mismo tiempo, abrasada de un violento deseo de ver a Dios, se sentía morir. En este estado singular tuvo en varias ocasiones la visión que dio origen al establecimiento de una fiesta particular en la Orden del Carmelo.”


Mi Amado para mí

Ya toda me entregué y di / Y de tal suerte he trocado / Que mi Amado para mi / Y yo soy para mi Amado.

Cuando el dulce Cazador/ Me tiró y dejó herida /En los brazos del amor / Mi alma quedó rendida, / Y cobrando nueva vida / De tal manera he trocado / Que mi Amado para mí / Y yo soy para mi Amado.

Hirióme con una flecha / Enherbolada de amor / Y mi alma quedó hecha / Una con su Criador; / Ya yo no quiero otro amor, / Pues a mi Dios me he entregado, / Y mi Amado para mí / Y yo soy para mi Amado.

“…Hirióme con una flecha enherbolada de amor, / y mi alma quedó hecha una con su Creador. / ¡Yo ya no quiero otro amor, / pues a mi Dios me he entregado!: /
Que mi Amado es para mí y yo soy para mi Amado.”


Éxtasis (Transverberación) de Santa Teresa de Jesús: Escultura barroca en mármol blanco de Gianlorenzo Bernini, en la iglesia de Santa Maria della Vittoria, Roma.

Alude el biógrafo francés al suceso (1559) que refiere Teresa en estas líneas:

“Vi a un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo en forma corporal... No era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos, que parece todos se abrasan... Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas: al sacarle me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios. No es dolor corporal, sino espiritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun harto. Es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a quien pensare que miento... Los días que duraba esto andaba como embobada, no quisiera ver ni hablar, sino abrasarme con mi pena, que para mí era mayor gloria, que cuantas hayan tomado lo criado.”

Vida de Santa Teresa, cap. 29.

Para perpetuar la memoria de dicha misteriosa herida, el Papa Benedicto XIII, a petición de los Carmelitas de España e Italia, estableció (1726) la fiesta de la Transverberación del Corazón de Santa Teresa.

El biógrafo francés agrega:

“Hasta exhalar el último suspiro Teresa gozó la dicha de conversar con las personas divinas, que la consolaban o revelaban ciertos secretos del cielo; la de ser transportada al infierno o al purgatorio, y aun la de presentir lo venidero.”


Inicio de las fundaciones a lo largo de España.

A fines de 1561 recibió Teresa cierta cantidad de dinero que le remitió desde el Perú uno de sus hermanos, y con ella se ayudó para continuar la proyectada fundación del convento de San José. Para la misma obra contó con el concurso de su hermana Juana, a cuyo hijo Gonzalo se dice que resucitó la santa. Ésta, a principios de 1562, marchó a Toledo a casa de doña Luisa de la Cerda, en donde estuvo hasta junio. En el mismo año conoció al padre Báñez, que fue luego su principal director, y a Fray García de Toledo, ambos dominicos.

Descontenta con la «relajación» de las normas que en 1432 habían sido mitigadas por el Papa Eugenio IV, Teresa decidió reformar la orden para volver a la austeridad, la pobreza y la clausura que consideraba el auténtico espíritu carmelitano. Pidió consejo a Francisco de Borja y a Pedro de Alcántara que aprobaron su espíritu y su doctrina.

Después de dos años de luchas llegó a sus manos la bula de Pío IV para la erección del convento de San José, en Ávila, ciudad a la que había regresado Teresa. Se abrió el monasterio de San José (24 de agosto de1562); tomaron el hábito cuatro novicias en la nueva Orden de las Carmelitas Descalzas de San José; hubo alborotos en Ávila; se la obligó a regresar al convento de la Encarnación. Ya calmados los ánimos, vivió Teresa cuatro años en el convento de San José con gran austeridad. Las religiosas adictas a la reforma de Teresa, dormían sobre un jergón de paja; llevaban sandalias de cuero o madera; consagraban ocho meses del año a los rigores del ayuno y se abstenían por completo de comer carne. Teresa no quiso para ella ninguna distinción, antes bien siguió confundida con las demás religiosas no pocos años.

La reforma propugnada por Teresa junto a San Juan de la Cruz, comprendió también a los hombres, se llamó de los Carmelitas Descalzos, y progresó rápidamente, no obstante los escasos recursos. El Padre Rossi, General del Carmelo, visitó (1567) el convento de San José, lo aprobó, y dio permiso a Teresa para fundar otros de mujeres y dos de hombres. Teresa, en aquel año, marchó a Medina del Campo para posesionarse de otro convento; estuvo en Madrid, y en Alcalá de Henares arregló el convento de descalzas fundado por su amiga María de Jesús. Por entonces se empezó a tratar de la reforma para hombres.

En 1562 llegó a Malagón y fundó otro monasterio de la reforma. El monasterio fue bendecido en su inauguración el Domingo de Ramos (11 de abril) de1568. Como anécdota y dato curioso cabe decir que en la celda del monasterio que ocupó Santa Teresa hay una imagen suya sentada escribiendo en una pequeña mesa y que sólo se expone una vez cada cien años en esa iglesia. Actualmente, en el monasterio viven carmelitas de clausura. De Malagón se trasladó Teresa a Toledo, a donde llegó enferma (1568), y tras corta residencia en Escalona, regresó a la ciudad de Ávila. De ella salió para Valladolid; allí dejó establecido otro convento, y por Medina y Duruelo volvió al de Ávila (1569). Pasó a Toledo y Madrid; de aquí otra vez a Toledo, ciudad en la que experimentó muchas dificultades para la fundación de un convento, la cual quedó hecha a 13 de mayo, y vencidos otros obstáculos, tomó posesión del monasterio de Pastrana (09 de julio).

De vuelta en Toledo, allí permaneció un año, durante el cual hizo algunas breves excursiones a Medina, Valladolid y Pastrana. En Duruelo se había fundado el primer convento de hombres (1568).

Santa Teresa de Ávila: Lienzo anónimo español del s. XVII.
La fundación del convento de Toledo, fue empresa harto difícil porque Teresa sólo tenía cinco ducados al comenzar; pero, según escribía:
"Teresa y cinco ducados no son nada; pero: Dios, Teresa y cinco ducados bastan y sobran".


Se afirma que Teresa vio a distancia el asesinato del Padre Acevedo y otros cuarenta Jesuitas muertos (1570) por el pirata protestante Jacobo Soria. Tras una visita a Pastrana, de donde regresó a Toledo, entró en Ávila (agosto). Poco después se fundaba en Alcalá el tercer convento de descalzos, y en Salamanca, ciudad en que estuvo Teresa, el séptimo de descalzas, al que siguió otro de mujeres en Alba de Tormes (25 de enero de 1571).

De Alba volvió Teresa a Salamanca, siendo hospedada en el palacio de los Condes de Monterrey; pasó a Medina, y de vuelta en Ávila, aceptó el priorato del convento de la Encarnación, cuya reforma consiguió. El priorato duró tres años. Se fundaron varios conventos más de descalzos; algunos en Andalucía abrazaron la reforma, y comenzó la discordia entre calzados y descalzos, todo ello en 1572, año en que Teresa recibió muchos favores espirituales en el convento de la Encarnación: tales fueron su desposorio místico con Jesucristo y un éxtasis en el locutorio mientras conversaba con San Juan de la Cruz. Teresa, que en el transcurso de su vida escribió muchas cartas, estuvo en Salamanca en 1573. Allí, obedeciendo a su director, el jesuita Ripalda, redactó el libro de sus fundaciones.

Resultados de la reforma carmelitana y tribulaciones de Teresa.

Vivió después en Alba (1574), de la que –pese a hallarse enferma y atribulada-, pasó por Medina del Campo y Ávila a Segovia. En esta ciudad fundó otro convento, al que pasaron las religiosas del monasterio de Pastrana, que fue abandonado debido al intento de doña Ana de Mendoza de la Cerda –la poderosa Princesa de Éboli-, de convertirse en religiosa bajo el nombre de Sor Ana de la Madre de Dios, siguiendo un estilo de vida totalmente desapegado a la norma de la orden, caprichosamente empeñada en “hacerse santa” a costillas de Teresa.

En dicho año se denunció a la Inquisición por vez primera la autobiografía de Teresa, que, de regreso en Ávila, terminado (el 06 de octubre) su priorato en la Encarnación, volvió a su convento de San José. A fines de año marchó a Valladolid. En principios de enero de 1575 por Medina, llegó a Ávila, y deteniéndose poco, fue a Beas de Segura (Jaén) por Toledo, Malagón y Almodóvar, donde se dice que profetizó las virtudes del beato Juan Bautista de la Concepción, reformador de los Trinitarios. Hecha la fundación del décimo convento de descalzas en Beas de Segura (24 de febrero), y fundado el convento de descalzos de Almodóvar del Campo (07 de marzo), se trasladó Teresa a Sevilla estando enferma, con grandes incomodidades en el viaje. Sufrió también feroces contradicciones en Sevilla, aunque logró fundar en ella el undécimo convento de descalzas.

Estalló la discordia entre Carmelitas calzados y descalzos en el capítulo general celebrado por aquellos días en Plasencia; en virtud de las bulas pontificias se acordó tratar con rigor a los descalzos, que se habían extralimitado en sus fundaciones, y como fuera el padre Gracián (21 de noviembre), por comisión del nuncio, a visitar los Carmelitas Calzados de Sevilla, estos resistieron la visita con gran alboroto. El Padre Salazar, provincial de Castilla, intimó a Teresa que no hiciera más fundaciones y que se retirase a un convento sin salir de él. Trató ella de retirarse a Valladolid, pero se opuso Gracián. En Sevilla estaba Teresa al fundarse en Caravaca (01 de enero de 1576) el duodécimo convento de descalzas.

Delatada a la Inquisición por una religiosa salida del convento, eligió para su residencia el convento de Toledo. Dejó Sevilla (04 de junio), llegó a Malagón (11 de junio), y de allí a Toledo, donde ya estaba a principios de julio. Antes de establecerse, marchó al convento de Ávila para arreglar varios asuntos; pero regresó rápidamente a Toledo en compañía de Ana de San Bartolomé, a la que había tomado por secretaria. Allí concluyó el Libro de Las Fundaciones, las cuales se suspendieron en los cuatro años que duraron las persecuciones y conflictos entre calzados y descalzos. Eligió en Toledo por confesor al Padre Velázquez.

Propaladas muchas calumnias contra Teresa, se trató de enviarla a un convento americano. Hizo un viaje de Toledo a Ávila (julio de 1577), para someter a la Orden del Carmen el convento de San José, antes sujeto al ordinario. Miguel de la Columna y Baltasar de Jesús, desertores de la reforma, extendieron las calumnias contra los descalzos, a los que con tal motivo persiguió el Nuncio Felipe Sega. Acudió Teresa al rey, que tomó en sus manos el asunto.

Las monjas de la Encarnación, en Ávila, la eligieron priora, a pesar de las censuras del Padre Valdemoro (octubre de1577). Teresa escribió (julio a noviembre) el libro de El Castillo Interior, o Las Moradas. Sostuvo luego (1578) una polémica con el Padre Suárez, Provincial de los Jesuitas, y el Nuncio redobló sus persecuciones hasta el punto de pretender destruir la reforma, desterrando a los principales descalzos y confinando a Toledo a Teresa, por él calificada de «fémina inquieta y andariega». En Sevilla un confesor delató a la Inquisición las supuestas faltas de la priora de las descalzas y de Teresa misma, sobre lo cual se formó un ruidoso expediente que puso en claro la inocencia de ambas.

Aquel año de (1578) la santa lo pasó en Ávila, y fue el más triste para Teresa, pues en una de sus cartas decía que le hacían guerra todos los demonios. Por entonces se hizo otra denuncia del Libro de su Vida. Desde principios de 1579 comenzó a calmarse la tempestad contra Teresa y su reforma. Escribió en Ávila (06 de junio) los cuatro avisos que dijo haber recibido del mismo Dios para aumento y conservación de su orden, los cuales publicó Fray Luis de León al fin del Libro de su Vida.

De Ávila salió (25 de junio) para visitar sus conventos. Sucesivamente estuvo en Medina del Campo, Valladolid, otra vez en Medina, en Alba de Tormes y Salamanca. De regreso en Ávila (noviembre), salió para Malagón, a pesar de estar enferma, y llegó a dicho pueblo (día 19) pasando por Toledo. En Villanueva de la Jara asistió a la fundación (25 de febrero de 1580) del decimotercer convento de descalzas. Regresó a Toledo, a pesar del mal estado de su salud y de los dolores de un brazo que se había roto (1577) resultado de una caída. En Toledo tuvo una parálisis y fallas cardíacas, que la pusieron a las puertas de la muerte. De allí pasó a Segovia y volvió a Ávila.

En esos días Gregorio XIII expidió las bulas (22 de junio) para la formación de provincia aparte para los Descalzos. Teresa visitó Medina y Valladolid, donde cayó gravemente enferma. En Palencia fundó otro convento, al que siguieron dos de Descalzos, uno en Valladolid y otro en Salamanca, ambos fundados en1581. El decimoquinto de Descalzas quedó fundado por Teresa en Soria (03 de junio de 1581). Luego Teresa pasó por Burgo de Osma, Segovia y Villacastín a la ciudad de Ávila, en la que las monjas del convento de San José la eligieron priora, cargo que hubo de aceptar. Después estuvo (1582) en Medina del Campo, Valladolid, Palencia y Burgos, casi siempre enferma.

Últimas fundaciones y muerte.

Teresa supo que en Granada se había fundado el decimosexto convento de carmelitas, y uno de descalzos en Lisboa. El decimoséptimo de descalzas lo fundó ella en Burgos, donde escribió sus últimas fundaciones, incluyendo la de dicha ciudad. Saliendo de Burgos pasó por Palencia, Valladolid, cuya priora la echó del convento, Medina del Campo, cuya priora también la despreció, y Peñaranda.

Al llegar a Alba de Tormes (20 de septiembre) su estado empeoró. Habiendo confesado y comulgado, murió en brazos de Ana de Jesús la noche del 04 de octubre de 1582 (que al sustituirse el Calendario Juliano por el Calendario Gregoriano en España, ese día pasó a ser el Viernes 15 de Octubre). Su cuerpo fue sepultado en el convento de la Anunciación de esta localidad, con grandes precauciones para evitar un robo. Exhumado el 25 de noviembre de 1585, quedó allí un brazo y se llevó el resto del cuerpo a Ávila, donde se colocó en la Sala Capitular; pero el cadáver, por mandato del Papa, fue devuelto a Alba de Tormes, habiéndose hallado incorrupto (1586).

Se elevó su sepulcro en 1598; se colocó su cuerpo en la Capilla Nueva en 1616, y en 1670, todavía incorrupto, en una urna de plata. Beatificada Teresa en 1614 por Paulo V, y canonizada por Gregorio XV el 12 de marzo de 1622, fue designada Patrona de España por Urbano VIII, en 1627. En 1626, las Cortes Españolas la nombraron co-patrona de los Reinos de España, pero los partidarios de Santiago Apóstol lograron revocar el acuerdo. Fue nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Salamanca y posteriormente fue designada patrona de los escritores católicos.

En 1970, se convirtió (junto con Santa Catalina de Siena), en la primera mujer elevada por la Iglesia Católica Romana a la condición de Doctora de la Iglesia, bajo el pontificado de Pablo VI. La Iglesia Católica Romana, junto con varias iglesias de la Comunión Anglicana y de la Federación Luterana, celebra su fiesta el 15 de octubre.

Obra literaria.

Antes que nada, es preciso señalar que a Teresa de Jesús lo último que le importó fue cultivar la literatura como arte, ni como entretenimiento, fuera de una pequeña novelita de caballería que escribió siendo muchacha. Ni su carácter práctico, ni su claridez de objetivos apoyan que haya sido -o querido ser, per se-, una artista del lenguaje. A Teresa le importaba que las suyas fuesen buenas monjas, y que se edificasen con lo que pudiera ella ejemplificarles -más que con sus escritos-, con su vida misma.

Habría que conceder especial mérito a sus confesores y guías espirituales -sobre todo a los de la Compañía de Jesús, especialistas en formar caracteres-, la visión que tuvieron de Teresa, y su verdadera arquitectura moral de lo que podían lograr de ella como sus formadores espirituales.

Cultivó Teresa la poesía lírico-religiosa. Llevada de su entusiasmo, se sujetó menos que cuantos cultivaron dicho género a la imitación de los libros sagrados, apareciendo, por tanto, más original. Sus versos son fáciles, de estilo ardiente y apasionado, como nacido del amor ideal en que se abrasaba Teresa, amor que era en ella fuente inagotable de mística poesía.

Las obras místicas de carácter didáctico más importantes de cuantas escribió la santa se titulan: Camino de perfección (1562-64); Conceptos del amor de Dios y Castillo Interior o Las Moradas. Además de estas tres, pertenecen a dicho género las tituladas: Libro de su Vida (1562-65) escrita por ella misma y cuyos originales se encuentran el la biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial; Libro de las Relaciones; Libro de las fundaciones (1573-82); Libro de las Constituciones (1563); Avisos; Modo de visitar los conventos de religiosas (conjunto de indicaciones para las monjas encargadas de supervisar la disciplina); Exclamaciones del alma a su Dios; Meditaciones sobre los Cantares; Visita de Descalzas, Ordenanzas de una cofradía; Apuntaciones; Desafío espiritual y Vejamen.

Estatua de Santa Teresa al lado de la Puerta del Alcázar de la muralla de Ávila

También escribió Teresa poesías, escritos breves y escritos sueltos sin considerar una serie de obras que se le atribuyen, además de 409 Cartas, publicadas en distintos epistolarios. Los escritos de Santa Teresa se han traducido a casi todos los idiomas. El nombre de Santa Teresa de Jesús figura en el Catálogo de Autoridades de la lengua publicado por la Real Academia Española.

Muero porque no muero

Vivo sin vivir en mí / Y tan alta vida espero / Que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí / Después que muero de amor, / Porque vivo en el Señor / Que me quiso para Sí. / Cuando el corazón le di / Puso en él este letrero: / Que muero porque no muero.

Esta divina prisión / Del amor con que yo vivo / Ha hecho a Dios mi cautivo / Y libre mi corazón; / Y causa en mí tal pasión / Ver a Dios mi prisionero, / Que muero porque no muero.

¡Ay, que larga es esta vida, / Qué duros estos destierros, / Esta cárcel y estos hierros / En que el alma esta metida! / Sólo esperar la salida / Me causa dolor tan fiero, / Que muero porque no muero.

¡Ay, que vida tan amarga / Do no se goza al Señor! / Porque si es dulce el amor, / No lo es la esperanza larga: / Quíteme Dios esta carga / Más pesada que el acero, / Que muero porque no muero.

Sólo con la confianza / Vivo de que he de morir, / Porque muriendo el vivir / Me asegura mi esperanza. / Muerte do el vivir se alcanza, / No te tardes, que te espero, / Que muero porque no muero.

Mira que el Amor es fuerte; /Vida, no me seas molesta, /Mira que sólo me resta, /Para ganarle, perderte; / Venga ya la dulce muerte, / Venga el morir muy ligero, / Que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba, / Que es la vida verdadera, / Hasta que esta vida muera / No se goza estando viva. / Muerte, no me seas esquiva; / Viva muriendo primero, / Que muero porque no muero.

Vida, ¿que puedo yo darle / A mi Dios que vive en mí, /Si no es perderte a ti / Para mejor a El gozarle? / Quiero muriendo alcanzarle, / Pues a Él solo es al que quiero. / Que muero porque no muero.


Características físicas.

Su confesor, Francisco de Ribera, trazó así el retrato de Teresa:
“Era de muy buena estatura, y en su mocedad hermosa, y aun después de vieja parecía harto bien: el cuerpo abultado y muy blanco, el rostro redondo y lleno, de buen tamaño y proporción; la tez color blanca y encarnada, y cuando estaba en oración se le encendía y se ponía hermosísima, todo él limpio y apacible; el cabello, negro y crespo, y frente ancha, igual y hermosa; las cejas de un color rubio que tiraba algo a negro, grandes y algo gruesas, no muy en arco, sino algo llanas; los ojos negros y redondos y un poco carnosos; no grandes, pero muy bien puestos, vivos y graciosos, que en riéndose se reían todos y mostraban alegría, y por otra parte muy graves, cuando ella quería mostrar en el rostro gravedad; la nariz pequeña y no muy levantada de en medio, tenía la punta redonda y un poco inclinada para abajo; las ventanas de ella arqueadas y pequeñas; la boca ni grande ni pequeña; el labio de arriba delgado y derecho; y el de abajo grueso y un poco caído, de muy buena gracia y color; los dientes muy buenos; la barba bien hecha; las orejas ni chicas ni grandes; la garganta ancha y no alta, sino antes metida un poco; las manos pequeñas y muy lindas. En la cara tenía tres lunares pequeños al lado izquierdo, que le daban mucha gracia, uno más abajo de la mitad de la nariz, otro entre la nariz y la boca, y el tercero debajo de la boca. Toda junta parecía muy bien y de muy buen aire en el andar, y era tan amable y apacible, que a todas las personas que la miraban comúnmente aplacía mucho.”

Santa Teresa de Jesús por Pedro Pablo Rubens 1644.

Kunsthistorisches Museum.- Viena.

Reliquias y traslados.

Advertencia:

Lo que sigue adelante es un relato verdaderamente lamentable acerca de un infame tráfico de reliquias: mezcla de una devoción por los restos mortales de una persona (generalmente la actitud de los frailes y monjas de esta historia), y de verdadera avaricia (por parte de éstos y de algunos laicos avorazados, como el Duque de Alba). Desde la Edad Media (y aún en las religiones paganas pre-cristianas) la posesión de una reliquia daba a un templo o capilla, y a la ciudad en la que éste se hallaba, la seguridad de una afluencia de peregrinos (y de dinero), que hasta la fecha se observa en muchos sitios (incluyendo algunos templos anglicanos).

Continuamos aquí el texto que sigue, por disciplina histórica –que es la actitud que deseamos mantener en este blog, mas no porque lo aprobemos como ejemplo de vida y costumbres cristianas, lo cual también protestamos en este sitio de Internet. Venerar la memoria de una persona ejemplar como Teresa de Jesús –como hacemos con mucho cariño los anglicanos-, no significa tener que estar de acuerdo con todo lo de su vida, pero mucho menos aún con las opiniones y circunstancias de su tiempo. Valga la aclaración, y sirva para que cada cual saque sus conclusiones. MZ+

Nueve meses después de su muerte abrieron el ataúd y comprobaron que el cuerpo estaba entero y los vestidos podridos. Antes de devolver el cuerpo al cofre de enterramiento le diseccionaron una mano que envolvieron en una toquilla y la llevaron a Ávila. De esa mano cortó el Padre Gracián el dedo meñique y, según su propio relato, lo mantuvo con él hasta que fue hecho prisionero por los turcos. Lo rescató a cambio de unas sortijas y 20 reales de la época.

(¡Dios!, ¡…lo que habrán pensado los turcos!).

Reunido el capítulo de los Descalzos, acordó que el cuerpo de Teresa debía volver a Ávila y ser custodiado en el convento de San José. Se hizo el traslado un sábado de noviembre de 1585, casi en secreto. Las monjas de Alba de Tormes pidieron quedarse con un brazo como reliquia. Cuando el Duque de Alba se enteró del traslado, envió sus quejas a Roma e hizo negociaciones para recuperarlo. El cuerpo volvió de nuevo a Alba de Tormes.

Después de estos hechos no la volvieron a trasladar más, pero se sacaron varias reliquias:

1. El pie derecho y parte de la mandíbula superior están en Roma.
2. La mano izquierda, en Lisboa.
3. El ojo izquierdo y la mano derecha, en Ronda (España).
4. El brazo izquierdo y el corazón, en sendos relicarios en el museo de la Iglesia de la Anunciación en Alba de Tormes. Y el cuerpo incorrupto en el altar mayor, en un arca de mármol jaspeado custodiado por dos querubines (putti), en dicha iglesia.
5. Dedos y trozos de carne, esparcidos por España y toda la cristiandad.

Curiosidades.

El sepulcro de Teresa de Jesús está cerrado con nueve llaves. El Duque o Duquesa de Alba en turno (actualmente la Duquesa Cayetana Martínez de Irujo) tiene tres, las monjas del convento donde está enterrada tienen otras tres y el confesor de dichas monjas, las tres restantes.

Vuestra Soy

Vuestra soy, para Vos nací,

¿Qué mandáis hacer de mí?

Soberana Majestad,
Eterna sabiduría,
Bondad buena al alma mía,
Dios, alteza, un ser, bondad,
La gran vileza mirad
Que hoy os canta amor ansí.

¿Qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, pues me criastes;
Vuestra, pues me redimistes;
Vuestra, pues que me sufristes;
Vuestra, pues que me llamastes;
Vuestra, pues me conservastes;
Vuestra, pues no me perdí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
¿Que mandáis, pues, buen Señor,
Que haga tan vil criado?
¿Cuál oficio le havéis dado
A este esclavo pecador?
Veisme aquí, mi dulce Amor,
Amor dulce, veisme aquí,

¿Qué mandáis hacer de mí?

Veis aquí mi corazón,
Yo le pongo en vuestra palma
Mi cuerpo, mi vida y alma,
Mis entrañas y afición;
Dulce Esposo y redención,
Pues por vuestra me ofrecí

¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme muerte, dadme vida:
Dad salud o enfermedad,
Honra o deshonra me dad,
Dadme guerra o paz cumplida,
Flaqueza o fuerza a mi vida,
Que a todo digo que sí.

¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme riqueza o pobreza,
Dadme consuelo o desconsuelo,
Dadme alegría o tristeza,
Dadme infierno o dadme cielo,
Vida dulce, sol sin velo,
Pues del todo me rendí.

¿Qué mandáis hacer de mí?

Si queréis, dadme oración,
Si no, dadme sequedad,
Si abundancia y devoción,
Y si no esterilidad.
Soberana Majestad,
Sólo hallo paz aquí.

¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme, pues, sabiduría,
O por amor ignorancia.
Dadme años de abundancia
O de hambre y carestía,
Dad tiniebla o claro día,
Revolvedme aquí o allí.

¿Qué mandáis hacer de mí?

Si queréis que este holgando,
Quiero por amor holgar,
Si me mandáis trabajar,
Morir quiero trabajando.
Decid, dónde, cómo y cuándo.
Decid, dulce Amor, decid.

¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme Calvario o Tabor,
Desierto o tierra abundosa,
Sea Job en el dolor,
O Juan que al pecho reposa;
Sea viña fructuosa
O estéril, si cumple ansí.

¿Qué mandáis hacer de mí?

Sea Josef puesto en cadenas
O de Egipto Adelantado,
O David sufriendo penas,
O ya David encumbrado.
Sea Jonás anegado,
O libertado de allí.

¿Qué mandáis hacer de mí?

Esté callando o hablando,
Haga fruto o no le haga,
Muéstreme la Ley mi llaga,
Goce de Evangelio blando,
Esté penando o gozando,
Sólo Vos en mí vivid.

¿Qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, para Vos nací,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Bibliografía.

1. Boudot, Pierre: La Jouissance de Dieu ou le Roman courtois de Thérèse d'Avila (préface de Xavier Tilliette). Cluny: A contrario, coll. « La sœur de l'ange. Les classiques méconnus », 2005. (ISBN 2-7534-0032-6).

2. Etxeberri, Xabier: Vida y obra de Santa Teresa de Ávila. Barcelona: Editorial Cartes, 1955.

3. García Valdés, Olvido: Santa Teresa de Jesús. Barcelona: Ediciones Omega S.A., 2001. (ISBN 84-282-1235-X).

4. Lope de Vega y Carpio, Félix: Santa Teresa de Jesús. Barcelona: Lingua ediciones, 2005. (ISBN 84-96428-91-5).

5. Martínez-Blat, Vicente: La Andariega: Biografía íntima de Santa Teresa de Jesús. Madrid: Biblioteca de autores cristianos, 2005. (ISBN 84-7914-779-2) .

6. Ribera, Francisco: La vida de la madre Teresa de Jesús: Fundadora de las descalzas y descalzos carmelitas. Madrid: Editorial Edibesa, 2005. (ISBN 84-8407-427-7).

7. Santa Teresa de Jesús: Castillo Interior, o Las Moradas. Madrid: Editorial Aguilar, 1957.

8. Santa Teresa de Jesús: Exclamaciones del alma a su Dios. Madrid: Editorial Aguilar, colección crisol, 1957.

9. Santa Teresa de Jesús: Poesías. Madrid: Editorial Aguilar, colección crisol, 1957.

Véase también:

1. Juan de la Cruz
2.
Luis de León
3.
Luis de Granada
4.
Carmelitas
5.
Carmelitas Descalzas

Enlaces externos:

1. Carmelitas Descalzas Wikisource

2. Wikisource contiene obras originales de Teresa de Jesús.
3. Wikiquote Wikiquote alberga frases célebres de Teresa de Jesús.
4. Ficha, vida y espiritualidad de la santa
5. Santa Teresa y Sor Juana, por Jorge Majfud
6. Algunas poesías líricas de Santa Teresa de Jesús
7. Basílica de Santa Teresa en Alba de Tormes
8. Sigue de cerca las obras de la Basílica Teresiana en Alba de Tormes
9. La Basílica Teresiana, piedras vivas
10. Alba de Tormes, sepulcro de Santa Teresa
11. Meditaciones sobre Los cantares
12. Homilía pronunciada por el Papa Pablo VI, en la basílica de San Pedro, durante el acto de la proclamación de Santa Teresa como Doctora de la Iglesia Universal.
13. Recopilación de citas de Santa Teresa de Jesús sobre la oración. Incluye biografía y plegaria.
14. Obras de Santa Teresa de Jesús (libros electrónicos).
15. Página oficial de la nueva película sobre Teresa de Jesús
16. Asociación Amigos de Santa Teresa



U.I.O.G.D.
Para que en Todas las cosas sea Dios glorificado…