lunes, 14 de septiembre de 2009

La Exaltación de
la Santa Cruz
14 de septiembre de 335.

Monografía compilada con los siguientes artículos y materiales propios del editor de
ANGLICANVM SCRIPTORIVM.
Edición, compilación, traducción, adaptación y ampliación; notas y selección de imágenes: Miguel Zavala-Múgica+
James E. Kiefer (en inglés).
http://elvis.rowan.edu/~kilroy/jek/query.cgi?5,1
Vera Cruz (Cristianismo)
Wikipedia, La Enciclopedia Libre.
http://es.wikipedia.org/wiki/Vera_Cruz_(cristianismo).

Exaltación de la Cruz:
Icono ruso de la escuela de Novgorod.
D
urante el reinado de Constantino, primer emperador romano que autorizó y profesó la fe cristiana–; la madre de éste, Elena de Constantinopla, fue a Palestina (1) y se empeñó en la empresa de hallar los lugares especialmente significativos para los cristianos. De gran ayuda le fue el hecho de que, en la destrucción del 135 d.C., los romanos hubieran edificado muchos santuarios paganos encima de muchos de estos sitios. Hacia el 326 Elena hizo demoler el templo de Venus que se encontraba en el Monte Calvario.

Der. : El Obispo Macario de Jerusalén levanta (exalta) la Vera Cruz, mientras Elena y Constantino contemplan la escena. La leyenda de la Exaltación de la Santa Cruz tiene un contenido y valor místicos e iniciáticos. Ello no queda afectado por el hecho de que la Iglesia asociada al poder imperial la apropiase como justificación suya. Icono ruso de la Exaltación de la Cruz.

Entre la historia y la leyenda iniciática

De la empresa de Elena, surge toda una saga de la Vera Cruz o de la Santa Cruz, es decir: la Cruz en la que habría sido ejecutado Jesús. En el cristianismo tradicional se la considera reliquia de primer orden. La leyenda añade que Elena hizo excavar bajo el demolido templo de Venus hasta que le llegaron noticias de que se había hallado la Vera Cruz durante un viaje a Jerusalén realizado con objeto de encontrar el perdido Santo Sepulcro.

Así –habiendo ubicado, muy cercanos entre sí-, los emplazamientos que Elena creía relativos a la Crucifixión y al Sepulcro, edificó sobre ellos la Basílica de la Anástasis (2) (Resurrección), o del Santo Sepulcro, consagrada en 335.

La fecha del 14 de Septiembre parece corresponder a la posterior época del Emperador Heraclio, y se ha convertido en oportunidad para celebrar la Cruz –al haberse guardado en ese templo la reliquia de la Vera Cruz--, como símbolo de triunfo y signo de la victoria de Cristo sobre la muerte, en una atmósfera festiva que resultaría inapropiada en Viernes Santo. Es un memorial de la Promesa de Cristo: “Cuando Yo fuere levantado, atraeré a todos hacia mí…” (San Juan 12: 32).

Vemos –entrelazados--, datos de la historia del cristianismo imperial constantiniano, con elementos de una auténtica leyenda iniciática, donde Elena –que representa el arquetipo de la Mujer-Reina-Madre-Viuda, a semejanza de la María Magdalena del Evangelio de San Juan y la Isis egipcia--, va en busca ya no del cadáver, como las otras dos, sino de la tumba del Maestro, hallando como señal de su victoria –del triunfo de su búsqueda--, un árbol sagrado: la Cruz, semejante a la acacia, la érica y otras plantas sagradas asociadas a la inmortalidad.



Izq. : Isis según la descripción griega de Apuleyo:
Puede negarse la conexión directa entre el mito egipcio
de Isis y Osiris, el relato evangélico de la Resurrección
de Jesús y la leyenda de la Exaltación de la Cruz, pero
los elementos que concurren en cada uno expresan un
simbolismo y un significado comunes matizados por los
diversos énfasis e intereses de cada narración.
Grabado en una obra del Padre Athanasius
Kircher, gran esoterista jesuita (Año 1652).

Esenciales en esta búsqueda son los obreros –canteros y albañiles--, que demuelen los viejos templos y construyen el nuevo Templo y que –enviados por la Reina-Madre y Viuda, regresan con la noticia del hallazgo (en latín: inventio-nis, de invenio / invenire = “hallar”). De aquí que –además de Exaltación--, se hable también de la Invención de la Santa Cruz, cuya fiesta –en el calendario latino, se celebra el 3 de mayo, y es –en el Cristianismo Occidental--, fiesta patronal de albañiles y obras en construcción.

En realidad –más que de la Cruz--, se trata de la Exaltación del Supremo Maestro, Jesús --Experimentado en el Dolor, como dice el Profeta Isaías--, y que en ella triunfara de la muerte. La Cruz –con su diseño esquemático de la figura humana--, es símbolo del Ser Humano, del crucificado: es símbolo de Jesús mismo.


La Vera Cruz en la Leyenda Dorada

La Leyenda Dorada –documento del siglo XIII que compila las más famosas tradiciones, leyendas piadosas y vidas de santos del cristianismo medieval--, es la fuente de esta saga, y es obra del Obispo genovés Jacobo de la Vorágine. Según este documento, cuando Elena —que entonces tenía ochenta años— llegó a Jerusalén, hizo someter a interrogatorio a los judíos más sabios del país para que confesaran cuanto supieran del lugar en el que Cristo había sido crucificado.

Der. : Jacobo de la Vorágine:
Miniatura francesa del s. XV
de la
Legenda Áurea
Conseguida la información, Elena habría sido llevada hasta el supuesto Monte de la Calavera (el Gólgota), donde el emperador Adriano, 200 años antes, había erigido un templo a Venus. Según la común creencia, el Gólgota era una antigua cantera abandonada donde un macizo rocoso, poco útil para la construcción quedó sin usar y se convirtió en patíbulo donde colocaban las cruces los romanos. La cantera estaba fuera de la muralla de la ciudad, pero cercana a ella, este detalle se aprecia bien en los iconos bizantinos que colocan la muralla como fondo de la escena de la crucifixión.

Más que de un dato histórico, lo anterior podría ser una narración simbólica (mítica), en tanto que se corresponde admirablemente con la frase sálmica: “La Piedra que desecharon los arquitectos ha venido a ser ahora la piedra angular…” (Salmo 119: 22) recogida en el Evangelio de San Lucas (20:17).


Izq.: Crucifixión –Stávrosis--, icono
contemporáneo:
Se aprecia la
muralla de Jerusalén al fondo de
la escena.

Al derribarse el templo y excavar, la leyenda sigue diciendo que Elena encontró tres cruces: la de Jesús y las de los dos ladrones. Como era imposible saber cuál de las tres cruces era la de Jesús, Elena habría hecho traer un hombre muerto, que –al entrar en contacto con la Vera Cruz, resucitó por virtud de ésta.

Historia subsecuente

En el año 614, el rey persa Cosroes II tomó Jerusalén y, tras la victoria, se llevó la Vera Cruz y se cuenta que la puso bajo los pies de su trono, como símbolo de su desprecio al cristianismo. Tras quince años de luchas, el emperador bizantino Heraclio lo venció definitivamente en 628. En una ceremonia celebrada el 14 de septiembre de ese año, la Vera Cruz regresó a Jerusalén, llevada en persona por Heraclio a través de la ciudad. El día quedó señalado en los calendarios litúrgicos como el de la Exaltación de la Vera Cruz.

Der.: Vista actual de la Basìlica de la Anástasis, comùnmente conocida como "Santo Sepulcro".
En la Edad Media, falsas reliquias de la Vera Cruz recorrieron Europa durante las Cruzadas, llegó a ser común decir que con tantos restos del sagrado madero podrían formarse varios bosques. Hay trozos de la Vera Cruz en muchas iglesias del mundo, muchos falsos o pertenecientes a otras cruces. El mayor de todos los fragmentos, conocido como Lignum Crucis (“Leño de la Cruz” o “Árbol de la Cruz”) se encuentra en España, en Santo Toribio de Liébana (Vid. CantabriaCommons).


Izq.: Reliquia del Lignum Crucis en Santo Toribio de Liébana.
Historia cristiana del Signo de la Cruz

Tertuliano, en su obra De Corona (3:2), (hacia 211 d.C.), dice que los cristianos rara vez emprendían ninguna obra significativa sin antes hacer la señal de la cruz. Ciertamente, para la época, la práctica estaba bien establecida. Justino Mártir, en los capítulos 55 y 60 de su primera Apología (defensa de la fe cristiana), dedicada al Emperador Antonino Pío (y por tanto escrita entre los años 148 y 155), se refiere a la cruz como símblo cristiano establecido, pero no explícitamente al trazado de la señal de la cruz como gesto devocional.

En las ruinas de Pompeya (79 d.C.), hay una habitación con estructura similar a un altar adosado a la pared; por encima de ésta, el aspecto de la argamasa muestra lo que parece la silueta de un objeto cruciforme que hubiera estado clavada al muro, y arrancada (aparentemente) poco antes de que el volcán incendiase la ciudad. Se ha sugerido que la casa habría podido pertenecer a una familia cristiana, que habría llevado consigo la cruz, junto con otros objetos de valor al huir de la ciudad. No es la única explicación posible, por supuesto.

Der.: Éxtasis de Ezequiel: Visión de Ezequiel (9: 1-6) del Apocalipsis medieval español conocido como: Beato de Liébana.

La costumbre cristiana de trazar el signo de la cruz sobre personas y objetos, en señal de bendición, es muy antigua. Algunos piensan que se remonta a los mismos orígenes del cristianismo, y aun antes. El profeta Ezequiel (Cap. 9), tuvo una visión de la sala del trono de Dios, desde la cual un ángel era enviado por toda Jerusalén a poner una marca en la frente de los escasos fieles que habían hecho penitencia por los pecados de la ciudad. Posteriormente, otros ángeles eran enviados por toda la ciudad a destruir a quienes no llevasen la marca. Hallamos un material similar en el libro del Apocalipsis (7: 2-4; 9:4 y 14:1), donde la marca en la frente protege a los escasos fieles en el día de la ira, y se dice que la marca ha sido impuesta en el Nombre de Dios y del Cordero.

Ahora bien, la palabra hebrea que indica “marca” en el texto de Ezequiel es TAV, que también es el nombre de la última letra del alefato (o alfabeto hebreo), antecesora de la letra griega TAU, y de nuestra “T” latina), y se refiere a una marca similar a una X o a una +, dos líneas cortas cruzadas en ángulo recto.

Cuando los esenios –la comunidad de los Rollos del Mar Muerto- recibían conversos entre ellos, les bautizaban (3) y signaban en la frente con una TAV, en prenda de ser parte del resto fiel que hacía penitencia por los pecados de Israel, y de que serían apartados en el día de la ira de Dios. Parece probable que Juan el Bautista y sus seguidores, hubieran sido influidos de algún modo por los esenios y que, ciertamente, conocieron el texto de Ezequiel.


Izq.: La letra hebrea Tav, última del
alefato.
Arriba, grafía moderna;
abajo, grafía arcaica (paleo-hebrea),
en uso en tiempos del Profeta Ezequiel.

Según eso, el trazo de la TAV en la frente, habría formado parte de la manera de bautizar de Juan, y habría sido tempranamente adoptado por los primeros cristianos. Hay que recordar que algunos de los Doce Apóstoles habían sido antes discípulos de Juan el Bautista (San Juan 1: 35-37 y 40). Pudiera ser que éstos hubieran comenzado trazando la TAV sin preguntarse por su significado –sería sencillamente una marca, la mencionada por Ezequiel; más tarde la habrían identificado con el Nombre de Dios.

Los esenios –en algunos de sus documentos-, usaban cuatro puntos, en lugar de las cuatro letras del Nombre de Dios (5), y disponiéndolas, a veces en un cuadrado; resultaría fácil interpretar las cuatro puntas de una TAV como las cuatro letras del Nombre divino.

Los cristianos posteriores, especialmente los de habla griega, interpretarían el signo como la letra griega ji que se traza como “X”, primera letra de la palabra XPICTOCJristós-, que significa: “Ungido” (Mesías, Cristo). Nuevamente, los cristianos lo entendieron como el signo de la Cruz de Cristo, y tal es la interpretación que ha prevalecido.

Der. : Crismón: Monograma con las letras griegas XP(Ji / Ro) --iniciales de la palabara Jristós (Cristo)del Lábaro de Constantino.
En muchas Iglesias Cristianas, el bautizante traza también el signo de la cruz en la frente del neófito, frecuentemente con el pulgar empapado en el Santo Crisma u Óleo Crismal. Con frecuencia, el agua del Bautismo se reserva cerca de la entrada del templo, y las personas que en él entran, tocan la superficie del agua y se trazan a sí mismas la señal de la cruz como reafirmación de su propio Pacto Bautismal.

Izq.: El Emperador Honorio:
El monarca porta el lábaro
constantiniano con el crismón
Ji-Ro en
la leyenda:
IN NOMINI XPI-VINCAS SEMPER,
donde
XPI abrevia la palabra CHRISTI.
(“Que en el Nombre de Cristo siempre venzas”):
Icono Díptico Consular de Probo Anicio,
Cónsul en 406 d.C. –Panel de marfil.
FOTO: Ludwig von Sybe,
Christliche Antike Vol. II, Marburgo 1909.

(… …)

Como hemos visto, la práctica del Signo de la Cruz en conexión con el Bautismo, bien podría remontarse a los propios Apóstoles, e incluso más atrás, con los esenios y otras raíces judaicas, como –por ejemplo-, la visión del profeta Ezequiel. De hecho, el concepto puede buscarse aún más antiguamente. Leemos en el Génesis que cuando Caín asesinó a su hermano Abel y fue enviado al Exilio, Dios le impuso una marca para que nadie le tocase. De esta manera, desde el principio (en términos, no de la historia secular, sino de la Historia de la Salvación), la Señal de la Cruz ha sido símbolo de protección para el penitente y el pecador justificados.


Significado y Forma del Signo de la Cruz.

Colocamos nuestras iniciales u otra marca personal sobre algún objeto para indicar que nos pertenece: la Cruz es el sello personal de Nuestro Señor Jesucristo: nos marcamos a nosotros mismos con ella como signo de que le pertenecemos. En el Libro del Apocalipsis –como ha quedado anotado más arriba-, los siervos de Dios eran sellados y marcados en sus frentes como signo de pertenencia a él.

Izq.: Antigua forma tradicional
bizantina para hacer la
Señal
de la Cruz
.

Como dijera cierto predicador: “Al trazarnos el Signo de la Cruz, dibujamos una línea vertical, como diciendo a Dios: ‘Aquí estoy, Señor’. Entonces la cancelamos con otra línea horizontal, como diciendo: ‘Ayúdame, Señor, a abandonar mi centralidad en mí mismo y en mi propia voluntad y a hacer de ti –en cambio--, el centro de mi vida y voluntad. Fija toda mi atención y todo mi deseo en ti, Señor, de modo que olvide y cancele mi ego, y me abandone enteramente en tu amor y servicio.”

La mayoría de nosotros, damos por sentado que sabemos cómo se ve una cruz, esto es: dos palos de madera unidos, atravesándose mutuamente de modo que formen ángulos rectos. Sin embargo, ocasionalmente hay alguien que alega otra cosa.
Algunos grupos religiosos milenaristas y fundamentalistas califican como idolatría el uso de la cruz en las iglesias cristianas. Algunas de ellas promueven la idea de que Jesús fue clavado en una especie de poste vertical, y tachan la forma de "T" de la cruz como una manera velada de dar culto al dios babilonio Tammuz (5).
Por ello será de algún interés conocer la evidencia que pudiere haber acerca de la forma del instrumento sobre el cual Jesús fuera clavado para morir.

Minucio Félix, un cristiano que escribió una obra llamada Octavius, poco antes del 200 d.C., dice en su capítulo 29, que:
“…La forma de la cruz puede hallarse por todos lados para donde voltees. En verdad, vemos el signo de la cruz naturalmente formada por un barco cuando lleva llena una prensa de la vela, o cuando se desliza sobre el mar con los remos extendidos.”

Hay que notar que un barco, con un solo mástil vertical y una vela triangular, es un artefacto moderno, usado para navegar a contraviento: los antiguos no hacían tal cosa, sino que usaban barcos con una vela cuadrada, y un mástil vertical con una trabe horizontal que lo cruza para sostener la parte superior de la vela. Nótese también, que no es necesario estar de acuerdo con Minucio Félix de que haya algo significativo en los muchos lugares en los que puede verse la forma de una cruz. Lo que importa, es que él sabía que sus lectores entenderían que la forma de una cruz era la de dos palos cruzados en ángulo recto, y no solamente un palo vertical.

La palabra griega con la que se denomina la cruz de Jesús –usada muchas veces en el Nuevo Testamento, y en los más antiguos escritos cristianos--, es stavrós, y el verbo griego correspondiente es: stavrízo = “crucificar”. ¿Habría algún escritor antiguo que usara estas palabras en un sentido que dejara clara la forma de la cual hablaban?

Un escritor pagano, Luciano de Samosata (hacia 120-180 d.C.), fue autor de un escrito fantástico: El Juicio de las Vocales, en el cual la letra Tau es llamada ante un tribunal de jueces –las siete vocales (griegas)--, acusada de generar un desorden general. Los cargos se ven culminados en estos pensamientos:

(…)

“…Considerad cuán mala cosa sea la Stávros (cruz), instrumento de tormento, vergüenza y muerte, que toma su nombre de la letra TAU, porque tiene la forma de ésta. Qué instrumento de maldad, y cuán mala la letra por la cual se le da nombre…!”


Tau griega: mayúscula y minúscula.


El Signo de la Cruz en la Guematriáh judía y la numerología cristiana.

Los judíos (…) solían escribir cifras utilizando las letras de su alefato que contiene 22 letras, cinco de las cuales tienen una forma distinta cuando son usadas al fin (sof) de una palabra, lo cual nos da un total de 27 letras en total. (6)

Usando las primeras nueve letras para representar los números del 1 al 9, las siguientes nueve para los números del 10 al 90, y las últimas nueve para los números del 100 al 900, podremos escribir cualquier cifra del 1 al 999 usando no más de tres caracteres a la vez.

Si colocamos una tilde junto a cada letra para multiplicar su valor por mil, entonces, con tildes repetidas tantas veces como sea menester, podremos escribir la cifra de cualquier número positivo. (Nótese que no siempre se usaron las cinco formas finales o del kimnaféts). Sin usar éstas, sólo se llega hasta el valor de Tau = 400, y de ahí en adelante hay que usar Tau / Qoph = 400+100=500, Tau / Resh = 400+200=600, y así sucesivamente).

Los griegos usaron un sistema muy similar, que se documenta en los escritos de Arquímedes. Su alfabeto –tal como lo conocemos actualmente--, contiene sólo 24 letras, pero una versión más antigua tenía también 27 letras. A las 24 conocidas, agréguense tres de las que se conocen como “letras obsoletas”: F –digamma, después de épsilon; Q –qoppa, después de pi; y sampi “semejante a una pi”, al final.

El procedimiento griego era similar al hebreo, las primeras nueve letras, para representar los valores de 1 a 9, los nueve siguientes para 10-90 y los nueve restantes para 100-900, y tildes y subrayados para multiplicar por mil cada valor.

Si se omite la letra hebrea Tsade, las restantes 21 letras griegas se corresponden perfectamente, y en orden, con las hebreas. Los griegos sacaron su alfabeto del fenicio, cuyos lengua y alfabeto provenía –a su vez--, del hebreo, o de una fuente común a ambos.

Con este sistema a mano, algunos estudiantes judíos de las Escrituras notaron los valores numéricos de varias palabras o enunciados, y hallaron un sentido simbólico a los resultados. A este sistema se lo conoce como Guematriáh –vulgo: Gematría (palabra que el hebreo adoptó como corrupción de la palabra Geometría en griego), y que los judíos aplicaban a las matemáticas en general.

Por supuesto, las posibilidades de extraer significados simbólicos desde los textos bíblicos de esa manera, resultan in-fi-ni-tas.

Muchos cristianos hacen un uso similar de los valores numéricos de las letras griegas, así –por ejemplo-, si Jesús fue crucificado un viernes –sexto día del cómputo semanal--, 6 queda como símbolo de la aparente e imperfecta victoria del mal y de la muerte, lo cual se intensifica al otorgarle el valor de perfección en la cifra 666 (“perfecta imperfección”). Pero Jesús se levantó de la tumba dos días después del viernes en que murió, en lo que la tradición llama Ogdòada, u “Octavo Día”, de modo que el 8 se convierte en el día infinito, de la Resurrección, de la renovación y de la vida restaurada y triunfante. No es casual pues, que las letras griegas del Nombre de Jesús vengan a sumar la cifra 888.

Iota = 10; Eta = 8; Sigma = 200; Ómicron = 70; Ýpsilon = 400; Sigma = 200: Total = 888

En el capítulo 14 del Génesis, leemos que un ejército invasor capturó a Lot, sobrino del Patriarca Abraham y a algunos aliados suyos; Abraham, entonces, formó una banda con 318 guerreros, siguió a aquel ejército y –tras un ataque sorpresa--, rescató a los prisioneros. Ya los estudiosos judíos se habían percatado de que la cifra 318 está es crita con las letras Jet, Yod y Shin. Jet/Yod es la manera de escribir Jay = “vivir”; mientras que Shin es la primera letra de Shalom: “plenitud, paz, liberación, bienestar…”. De modo que los 318 guerreros de Abraham significan una fuente de vida, paz y plenitud para los prisioneros rescatados.

Izq.: Abraham libera a Lot de los reyes cananeos con sus 318 guerreros:
Breviario de Isabel la Católica. Miniatura del Maestro del Libro de Oración de Dresde. El texto representado es Gn. 14: 18-20. La letra capitular (parte inferior izquierda), contiene la escena de Abraham y Melquisedec.

En algún momento entre el año 70 d.C. en que ocurrió la destrucción del Templo de Jerusalén y la expulsión de los judíos de la ciudad, y el año 135 –cuando Jerusalén fue saqueada nuevamente y los romanos instalaron un templo y una imagen dedicada a Júpiter en la ciudad que ahora se llamaba Aelia Capitolina--, apareció un cristiano llamado Bernabé: a este hombre no hay que confundirlo con el famoso compañero de viajes de San Pablo.

Este Bernabé de Alejandría –también llamado Pseudo-Bernabé o “Falso Bernabé”, escribió un libro conocido como la Epístola de Bernabé, y que no aparece en la Biblia; en esa epístola señala que esta cifra, 318, escrita en griego, es: Tau, Iota, Eta. La Tau claramente representa la Cruz, mientras que Iota y Eta son las dos primeras letras griegas del Nombre de Jesús; de lo cual colige que la “fuente de vida y paz” descubierta gemátricamente por los eruditos judíos en los 318 valientes de Abraham, no es otra que la Cruz de Jesús.

Ahora bien, si esto es algo digno de subrayarse, o mera curiosidad, sencillamente no viene al caso. El punto es que este autor no podría haber usado un argumento así, si no supiese –y diese por sentado que sus lectores lo sabían--, que las cruces en que morían los reos de su tiempo, tenían la forma de una TAU.

Así las cosas, lo mismo cristianos que paganos de los siglos I y II de la Era Cristiana –época en que la crucifixión era una forma corriente de ejecución--, tenían un común entendimiento de lo que tal cosa era y cómo se veía –a saber--, que una cruz era una estructura formada por dos palos –vertical y horizontal--, atravesándose mutuamente y formando ángulos rectos.

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Notas del traductor:

(1) Kiefer dice “Israel”. Por razones históricas, creo que debe traducirse “Palestina”, que era el nombre de esa parte del Imperio Romano de aquel tiempo.
(2) El nombre de Basílica de la Anástasis es el que originalmente llevó y lleva el templo popularmente conocido en Occidente como “Santo Sepulcro”.
(3) Este bautismo debe entenderse según el significado literal del verbo griego baptízo = “sumergir”, es decir, en el contexto litúrgico judío de las abluciones o purificaciones ceremoniales, y no aún bajo la simbólica cristiana post-pascual de muerte-resurrección de Cristo.
(4) El Nombre de Dios, es decir: YHVH: יהוה (yod, he, vav, he).
(5) Kiefer omite referirse directamente a los Testigos de Jehová como autores de los argumentos aquí descritos.
(6) Las cinco letras mencionadas son k.m.n.f.ts.kaf ó jaf, mem, nun, pe ó fe, y tsade--, se llaman ‘formas finales’ o sofiot, y son popularmente recordadas con el acrónimo kimnaféts.

Recursos:

Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Vera Cruz (cristianismo).
Propios de la Fiesta de la Santa Cruz:

Colectas y Lecturas.

Dios todopoderoso, cuyo Hijo, Nuestro salvador Jesucristo fue levantado sobre la Cruz para poder atraer el mundo hacia él: Concede misericordiosamente que nosotros –que nos gloriamos en el misterio de nuestra redención, podamos obtener la Gracia de tomar nuestra cruz y seguirle; quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios en gloria eterna. Amén.
O bien:

Oh Dios, quien por la Pasión de tu bendito Hijo, convertiste un instrumento de muerte vergonzosa en un medio de vida y paz para nosotros: Concédenos gloriarnos de tal manera en la Cruz de Cristo, que podamos sufrir con alegría la vergüenza y la pérdida, por el honor de tu Hijo, nuestro Salvador Jesucristo, quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.
Amén.

Salmo 98 ó 98:1-4

Isaías 45:21-25
Filipenses 2:5-11
o bien, Gálatas 6:14-18
San Juan 12:31-36a
Prefacio de Semana Santa.


U.I.O.G.D.
…Para que en todas las cosas sea Dios glorificado.
La historia detrás del Himno
Vexilla Regis

“Del Rey la Enseña al frente ved…”
En la Solemnidad de la Santa Cruz


Compilado y editado por Miguel Zavala-Múgica+
Con materiales propios y de los sitios: http://en.wikipedia.org/wiki/Vexilla_Regis
y http://www.hymntime.com/tch/htm/r/o/roybanfg.htm


Sugerimos abrir en otra ventana el siguiente
enlace, para escuchar –mientras se lee--,
la melodía del himno en su versión inglesa:
http://www.hymntime.com/tch/htm/r/o/roybanfg.htm

Der.: Cruz procesional etíope.

Estamos ante un himno que exalta con toda solemnidad la grandeza y majestad del Misterio de la Cruz, la ternura –y a la vez lo tremendo-, del sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo por nosotros.

Esta versión –que espero podamos escuchar bien--, es un gallardo y fastuoso procesional con que el pueblo cristiano lleva en alto la enseña (insignia) de la Cruz, el signo de su redención, la bandera (que eso significa Vexillum) de su Señor.

En el combate contra la muerte y las tinieblas, es la Cruz del Salvador del mundo, el sello y el pendón, el lábaro y la victoria del pueblo que en él confía. Oremos porque de este mismo pueblo surjamos –llenos del Espíritu-, muchos testigos del amor victorioso de este Maestro Exaltado de Dolores, y mostremos a un mundo que hoy elige a la “Muerte como su Pastor”, que este Pastor nuestro la vence y la burla con sus mismas armas.


Enlace de Video
De la misma tonada Hamburg usada para el
Himno When I Survey the Wondrous Cross
http://www.youtube.com/watch?v=FQhOQoKVOc4



Versión Castellana.
(Himnario 1961 de la Iglesia Episcopal,
Himno 41 modificado MZ+)


No hay ni un solo crédito que esté
en orden, de modo que habrá que reputar
esta traducción como anónima.





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1. Del Rey la enseña al frente ved,
Mostrando al mundo su perdón:
En ella Aquél que la Vida es,
Muriendo, da la Redención.


2. De su costado ved manar,
La Sangre y Agua que sirvió,
Para lavarnos la maldad
En que la humanidad cayó.

3. Cumpliéronse del Rey David,
Las profecías que nos dio:
Que Dios desde un madero vil,
Se mostraría Triunfador.

4. ¡Oh hermoso Árbol sin igual,
Engalanado con Jesús,
Tú fuiste digno de tocar,
El Cuerpo y Sangre de salud!

5. Feliz de ti, pues de ti pendió,
Quien del humano precio fue;
Y así al Infierno arrebató
Las almas que robó Luzbel.

6. ¡Oh Santa Cruz del Redentor,
En quien ponemos nuestra fe;
Que en todo tiempo, en su Pasión
Se encienda siempre nuestro amor!

7. Oh Trinidad, oh Dios de Luz;
Que todo ser te dé loor.
Señor Jesús, y por tu Cruz,
Siempre obtengamos salvación.



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Versión Inglesa

Letra: Honorio Ve­nan­cio For­tu­na­to, 569 (Vex­il­la Re­gis pro­deunt); traducido del Latín al Inglés por el Pbro. John Mason Neale, Med­iae­val Hymns and Se­quenc­es, 1851.

Música: Tonada Ham­burg, Low­ell Ma­son, 1824; publicado por primera vez en The Bos­ton Han­del and Hay­dn So­ci­e­ty Col­lect­ion of Church Mu­sic, 3a. ed., 1825 (MI­DI, NWC, PDF). La versión inglesa del Vexilla Regis es intercambiable con otras tonadas, que no se tratan aquí.




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1. The royal banners forward go,
The cross shines forth in mystic glow;
Where He in flesh, our flesh Who made,
Our sentence bore, our ransom paid.

2. Where deep for us the spear was dyed,
Life’s torrent rushing from His side,
To wash us in that precious flood,
Where mingled water flowed, and blood.

3. Fulfilled is all that David told
In true prophetic song of old,
Amidst the nations, God, saith he,
Hath reigned and triumphed from the tree.

4. O tree of beauty, tree of light!

O tree with royal purple dight!
Elect on whose triumphal breast
Those holy limbs should find their rest.

5. Blest tree, whose chosen branches bore

The wealth that did the world restore,
The price of humankind to pay,
And spoil the spoiler of his prey.

6. Upon its arms, like balance true,

He weighed the price for sinners due,
The price which none but He could pay,
And spoiled the spoiler of his prey.

7. O cross, our one reliance, hail!

Still may thy power with us avail
To give new virtue to the saint,
And pardon to the penitent.

8. To Thee, eternal Three in One,

Let homage meet by all be done:
As by the cross Thou dost restore,
So rule and guide us evermore.

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Autores de la versión inglesa.

El Movimiento de Oxford -o anglocatólico-, dentro de la Iglesia de Inglaterra, en el siglo XIX, entre sus luces (y dejando sus sombras a un lado por ahora), como parte del Romanticismo inglés, tuvo la genialidad de ser un gran empeño de revaloración no sólo del medioevo, sino también de la antigüedad cristiana. En ese sentido, contó con grandes investigadores de las obras de los primitivos Padres de la Iglesia y de los himnógrafos antiguos, y con famosos eruditos que tradujeron, al inglés, literatura cristiana en griego y en latín.

Usando música contemporánea, los eclesiásticos anglocatólicos hicieron posible que muchos anglicanos (y católicos romanos) pudiésemos llegar a cantar en inglés (y también en las versiones castellanas) antiquísimos himnos y antífonas de San Ambrosio, San Agustín de Hipona, de las Liturgias orientales de Santiago y San Juan Crisóstomo, de Venancio Fortunato, Rabano Mauro o Tomás de Aquino.





Der.: John Mason Neale (1818-1866): Sacerdote anglicano inglés –del Movimiento de Oxford--, famoso por su erudición y sus incontables traducciones de himnos latinos medievales al inglés. Pese a su enorme piedad, pasó muchos años suspendido por su Obispo debido a su apostolado en pro de la tradición anglo-católica.







Izq.: Lowell Mason (1792-1872): Nacido en Medfield, Massachussets, y muerto en Orange, New Jersey, es considerado “Padre de la Música Sacra Americana”, Lowell Mason alternó su trabajo bancario con su labor como organista en diversas iglesias. Escribió más de mil seiscientas composiciones musicales. Es autor de la tonada Hamburg, asociada tradicionalmente a la traducción de John Mason Neale del himno latino Vexilla Regis.




Vexilla Regis en su original

latino del s. VI.

Enlace de Video para Vexilla Regis en Canto Ambrosiano.
Se sugiere abrir el siguiente enlace, quizá haya que subir el volumen.
http://www.youtube.com/watch?v=8fHVyO2DLA4



Hymnus in Honore Sanctae Crucis


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1. Vexilla regis prodeunt,
fulget crucis mysterium,
quo carne carnis Conditor
suspensus est patibulo.

2. Confixa clavis viscera

tendens manus, vestigia
redemptionis gratia
hic inmolata est hostia.

3. Quo vulneratus insuper
mucrone diro lanceae,
ut nos lavaret crimine,
manavit unda et sanguine.

4. Inpleta sunt quae concinit
David fideli carmine,
dicendo nationibus:
regnavit a ligno Deus.

5. Arbor decora et fulgida,
ornata regis purpura,
electa, digno stipite
tam sancta membra tangere!

6. Beata cuius brachiis
pretium pependit saeculi!
statera facta est corporis
praedam tulitque Tartari.

7. Fundis aroma cortice,
vincis sapore nectare,
iucunda fructu fertili
plaudis triumpho nobili.

8. Salve ara, salve victima
de passionis gloria,
qua vita mortem pertulit
et morte vitam reddidit.

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El Vexilla Regis es un himno latino del poeta e himnógrafo cristiano Venancio Honorio Clemenciano Fortunato, (vg. Venancio Fortunato) Obispo de Poitiers. Su título deriva del primer verso de su primera estrofa:


Vexilla regis prodeunt,
fulget crucis mysterium,
quo carne carnis conditor
suspensus est patibulo.


"Álzanse ya los pendones del Rey,
fulge el Misterio de la Cruz,
pues en la carne, de carne el Creador
colgado está del patibulo".








Der.: Venancio Honorio Clemenciano Fortunato: Mejor conocido como Venancio Fortunato. (Treviso, Italia, 530 – 609 Poitiers, Galia). Obispo de Poitiers y fecundo himnógrafo cristiano.



Este himno fue cantado por vez primera en la procesión del 19 de noviembre de 569, en ocasión de la traslación de una reliquia de la Vera Cruz, enviada por el Emperador Bizantino Justino II desde Constantinopla, a pedido de Santa Radegunda. La reliquia fue llevada con grande pompa y circunstancia, de Tours al monasterio de Radegunda en Saint-Croix de Poitiers. Su uso procesional original está atestiguado en el Misal Romano en el Oficio de Viernes Santo, cuando el Santísimo Sacramento es llevado en procesión del Repositorio al Altar Mayor.

El uso principal del himno es –sin embargo-, durante el Oficio Divino, el Breviario Romano lo indica para las Vísperas diarias, desde el Sábado antes del Domingo de Pasión y hasta el Jueves Santo, y para las Vísperas de fiestas de la Cruz, como la Invención de la Santa Cruz (3 de Mayo), la Exaltación de la Santa Cruz (14 de Septiembre), y el Triunfo de la Santa Cruz (16 de Julio).

Originalmente, el himno comprehendía ocho estrofas. En el siglo X, las estrofas 7ª. y 8ª. originales --como se aprecia en los textos latinos que ofrecemos-, fueron gradualmente sustituidas por las famosas: O Crux Ave, Spes Unica, y la doxología (o glorificación) final: Te summa Deus Trinitas, (ver abajo, última versión latina) si bien las antiguas fueron preservadas en muchos lugares.

Se ha interpretado que el tema simbólico del Vexilla Regis sea el Bautismo, la Eucaristía y otros sacramentos. Clichtoveo explica que los vexilla eran los estandartes militares de reyes y príncipes, de modo que los lábaros o pendones de Cristo son la Cruz, la Lanza, la Esponja y demás instrumentos de la Pasión “…con los cuales luchó contra el Antiguo Enemigo y echó fuera al Príncipe de este mundo”.

Johann Wilhelm Kayser disiente de ambos argumentos y muestra que el Vexillum de Cristo es la Cruz con que Constantino desplazara de sus lábaros y banderas el águila romana. Este estandarte –hecho cristiano--, se convirtió en una pieza rectangular de género bordado con emblemas cristianos (Cruz o Crismón), colgada de un travesaño, suspenso –a su vez--, de un asta.

El esplendor y triunfo que la primera estrofa sugiere, solo pueden apreciarse plenamente recordando la ocasión en que el himno fuera cantado por vez primera: la triunfal procesión desde los muros de Poitiers hasta el monasterio de Santa Radegunda. “…Y aún –luego de trece siglos--, ¡cuán grande es nuestra emoción cuando estos imperecederos acentos vienen a nuestros oídos!” (Pimont). Hay unas cuarenta traducciones de Vexilla Regis al verso inglés.




Vexilla regis prodeunt

(Versión latina del siglo X)

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1. Vexilla regis prodeunt
Fulget crucis mysterium
Quo carne carnis Conditor
Suspensus est patibulo.

2. Quo vulneratus insuper

Mucrone diro lanceae
Ut nos lavaret crimine
Manavit unda et sanguine.

3. Impleta sunt quae concinit

David fideli carmine
Dicens In nationibus
Regnavit a ligno Deus.

4. Arbor decora et fulgida

Ornata Regis purpura
Electa digno stipite
Tam sancta membra tangere.

5. Beata, cuius brachiis

Saecli pependit pretium
Statera facta corporis
Praedamque tulit Tartari.

6. O Crux ave, spes unica
In hac triumphi gloria
Auge piis iustitiam
Reisque dona veniam.

7. Te summa Deus Trinitas

Collaudet omnis spiritus:
Quos per crucis mysterium
Salvas, rege per saecula. Amen.

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Icono de Cristo resucitado con el Lábaro de la Victoria:
IHCOYC XPICTOC NIKÁ
IC + XC + NI + KA
(Jesucristo Vence).


Referencias en obras posteriores

Gounod tomó una melodía llana basada en la cantilación del Vexilla como tema de su Marcha al Calvario , en la “Redención”, en la que el coro canta el texto yendo de un leve pianissimo al principio, hasta –pasado un intervalo--, un gran fortissimo.

Franz Liszt escribió una pieza para solo de piano, Vexilla regis prodeunt S185, y el tema pentatonal es usado a lo largo de su Via Crucis S504a.

En el Infierno, primera parte de La Divina Comedia, Dante introduce a Lucifer con la frase latina: Vexilla regis prodeunt inferni.

En Retrato del Artista Adolescente de James Joyce (Cap. V), se menciona el Vexilla Regis en la discusión de Steven sobre su teoría estética.


Enlaces externos

Vexilla Regis (en latín) en The Latin Library

El artículo de Wikipedia incorpora texto del dominio-público de la Catholic Encyclopedia, 1913.


U.I.O.G.D.
…Para que en todas las cosas sea Dios glorificado.