Ignacio de Loyola Prefacio.
Pbro. Miguel Zavala-Múgica+
La inclusión de Ignacio de Loyola en diversos calendarios anglicanos del mundo ha sido un asunto muy discutido y en el cual no todos los anglicanos del mundo tienen consenso. Loyola representa la Contrarreforma o Reforma Católica Romana, con todo lo que esta tuvo de antiprotestante y decididamente combatiente de toda reforma que no se efectuara dentro de los cauces de la fidelidad al Papa.
Muchos anglicanos recuerdan que fueron religiosos de la Compañía de Jesús los que llegaron a Inglaterra con la comisión de asesinar a Isabel I Tudor, y que el cuarto voto de los Jesuitas -específicamente suyo-, es la obediencia total al Papa, algo con lo que ninguna Iglesia reformada en el siglo XVI, puede estar de acuerdo sin mediar una acalorada discusión.
Sin embargo, es muy importante reconocer que la Contrarreforma tuvo grandes valores positivos, como el reavivamiento de la mística cristiana, a través de personas como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Fray Luis de Granada o Ignacio de Loyola, con sus obras literarias de enorme valor. Una obra muy recomendable desde un punto de vista protestante, es
El Otro Cristo Español (Editorial la Aurora, Buenos Aires, Argentina), del Pastor presbiteriano
Juan Alejandro McKay, eminente humanista e hispanista de origen escocés, quien vino a trabajar muy joven a América Latina, descubrió y expuso el tesoro de espiritualidad de grandes cristianos españoles. ...Un tesoro que hay que deslindar cuidadosamente de toda la bazofia de la Inquisición, los temores impuestos a la conciencia de las personas, el culto concedido a los santos, etcétera.
La Convención General de la
Iglesia Episcopal en los Estados Unidos, ratificó la inclusión de Ignacio de Loyola entre las Fiestas Menores que se conmemoran en su Calendario Eclesiástico. La tradición de la provincia de la
Iglesia Anglicana de México, ha sido aceptar tácitamente los cambios litúrgicos hechos al
Libro de Oración Común de la Iglesia Episcopal, y aprovechar sus recursos litúrgicos.
De este modo, la conmemoración de Ignacio de Loyola puede celebrarse -siempre bajo permiso del Ordinario diocesano-, usando el libro
Fiestas Menores y Días de Ayuno --volumen compañero del Libro de Oración--, cuyos propios (colecta, lecturas, salmo y prefacio), colocamos al final de esta biografía.
La biografía que sigue a continuación, es la misma que aparece en Wikipedia: la enciclopedia libre, editada por mí.
U.I.O.G.D.
Íñigo Oñaz de Loyola
...que tomó el nombre de
Ignacio de Loyola S.I., nació en
Azpeitia, en el País Vasco-Español, el 24 de diciembre de 1491 y murió en Roma, el 31 de julio de 1556). Santo, soldado, poeta y religioso católico romano, patrón de
Guipúzcoa y Vizcaya. Fundador de la
Compañía de Jesús y primer General de la orden.
Su nombre. Las referencias de la propia Compañía de Jesús
[1] nombran a Ignacio como Íñigo López de Loyola, aunque --por los apellidos de sus progenitores--, debería ser
Íñigo Yáñez de Oñaz y Loyola y a veces se le ha llamado Íñigo López de Recalde, pero este nombre se lo dio por error un copista.
Entre
1537 y
1542 cambió el nombre de Íñigo por el de Ignacio, como él mismo decía por ser más común a las otras naciones, o por ser más universal. Es también conocido por la versión latina de su nombre,
Ignatius à Loyola.
Íñigo es el nombre castellanizado de
Eneko o
Iñaki, por él lo conocieron y trataron gran parte de su vida; él mismo, por decisión personal, lo cambió por el de Ignacio -Ignatius- latino, cuando se graduó de Magister. No está muy claro el momento en que se muda el nombre de Iñigo por el de Ignacio. Al principio, ya en su época de santidad, firmaba sus cartas como:
De bondad pobre, Iñigo. En 1537 aparece por vez primera el nombre de Ignacio en sus cartas, firmando en latín. Desde entonces, aparecen en sus escritos ambos nombres: cuando escribe y firma en castellano, usa Íñigo; y cuando lo hace en latín o italiano, escribe Ignacio. Desde 1542 desaparece el Íñigo, que reaparece sólo en una ocasión, en recado escrito por Fr. Barberá en 1546. Fuera de este caso, en los catorce años últimos de su vida siempre se firmó como Ignacio.
Algunas hipótesis apuntan a que el cambio de nombre fue debido a la devoción que Íñigo tenía a San
Ignacio de Antioquía, pero no hay datos que puedan confirmarlo.
Infancia y juventud. Siendo el menor de los varones de trece hermanos, Íñigo no fue el segundón de su familia. Su destino estaba claro, ser hombre de armas, o dedicarse a Dios. Su niñez la pasó en el valle de Loyola entre las villas de
Azpeitia y
Azcoitia en compañía de sus hermanos y hermanas. Su educación debió ser marcada por las directrices del duro mandoble y del fervor religioso, aunque nada cierto se sabe de la misma. Ignacio de Loyola descubrió los principios de la poesía con sus cantos a su padre. La relación con su padre fue muy intensa.
En 1506 ó 1507, coincidiendo con la muerte de su madre, el Contador Mayor de Castilla,
Juan Velázquez de Cuéllar, pide al Señor de Loyola que le mande un hijo suyo para tenerlo como propio. Entre los hermanos se decide mandar al menor, a Íñigo, que va a
Arévalo donde pasaría un mínimo de once años, hasta
1517, realizando frecuentes viajes a
Valladolid y manteniéndose siempre muy cerca de la Corte, ya que su protector era Consejero Real además de Contador.
En este tiempo aprende lo que un gentil hombre debe saber, el dominio de las armas. La biblioteca del Arévalo era rica y abundante, cosa que dio alas a su afición por la lectura y en cuanto a la escritura, no dejó de pulir su buena letra. Se le consideró un muy buen escribano. Él mismo califica esos tiempos como...
"...dado a las vanidades del mundo y principalmente se deleitaba en ejercicio de armas con un grande y vano deseo de ganar honra."
En 1517 Velázquez de Cuéllar cae en desgracia (al morir Fernando el Católico) y al año muere. Su viuda, María de Velasco, manda a Íñigo a servir al duque de Nájera, Antonio Manrique de Lara, que era virrey de Navarra, donde dio muestras de ingenio y prudencia, así como noble ánimo y libertad. Esto quedó reflejado en la pacificación de la sublevación de Najéra en la
Guerra de las Comunidades de Castilla (1520-1522), así como en conflictos entre villas de Guipúzcoa en los cuales destaca por su manejo de la situación.
En 1512 las tropas castellanas conquistan el Reino de Navarra, con varios episodios bélicos posteriores. En 1521 se produce una incursión por tropas franco-navarras procedentes de
Baja Navarra en su intento de reconquista y expulsión del invasor, en las que participaban los hermanos de
Francisco Javier. Al mismo tiempo se subleva la población de varias ciudades, incluida la de
Pamplona. Íñigo, que lucha con el ejército castellano y se encuentra en Pamplona en mayo de ese año, cuando llegan las tropas franco-navarras, resiste en el castillo de la ciudad, que es asediado, arengando a sus soldados a una defensa que resultaba imposible.
[1] En el combate, es alcanzado por una bala de cañón que atraviesa entre sus dos piernas, rompiéndole una e hiriéndole la otra. La tradición sitúa el hecho el 20 de mayo de 1521, lunes de Pentecostés. El castillo cae el 23 ó 24 del mismo mes y se le practican las primeras curas y se le traslada a su casa de Loyola.
La recuperación es larga y dolorosa y con resultado dudoso al haberse soldado mal los huesos. Se decide volver a operar y cortarlo, soportando el dolor como una parte más de su condición de caballero.
En el tiempo de convalecencia lee la
Vida de Cristo, del cartujo Ludolfo de Sajonia, y el
Flos Sanctorum ("Flor de los Santos"), que hacen mella en él. Bajo la influencia de esos libros se replantea toda la vida y hace autocrítica de su vida como soldado. Como dice su autobiografía;
"Y cobrada no poco lumbre de aquesta leción, comenzó a pensar más de veras en su vida pasada, y en quánta necesidad tenía de hacer penitencia della. Y aquí se le ofrecían los deseos de imitar los santos, no mirando más circunstancias que prometerse así con la gracia de Dios de hacerlo como ellos lo habían hecho. Mas todo lo que deseaba de hacer, luego como sanase, era la ida de Hierusalem, como arriba es dicho, con tantas disciplinas y tantas abstinencias, cuantas un ánimo generoso, encendido de Dios, suele desear hacer."
Este deseo se ve acrecentado por una visión de la Virgen con el Niño Jesús, que provoca la definitiva conversión del soldado en religioso. De allí sale con la convicción de viajar a Jerusalén con la tarea de la conversión de los no cristianos en Tierra Santa.
Aspiraciones religiosas. En
Barcelona se hospeda en el
Monasterio de Montserrat de los
Benedictinos (25 de marzo de 1522), donde colgó su vestidura militar frente a la imagen de la Virgen y abandona el mismo, con harapos y descalzo. De esa forma llega a
Manresa, donde permanecerá por diez meses, ayudado por un grupo de mujeres creyentes, entre las cuales tiene fama de santidad. En este período vive en una cueva en donde medita y ayuna. De esta experiencia nacen los
Ejercicios Espirituales, que serán editados en 1548 y son la base de la filosofía ignaciana.
En Manresa se produce el cambio drástico de su vida, cambiar el ideal del peregrino solitario por el de trabajar en bien de las almas, con compañeros que quisiesen seguirle en la empresa.
Llega a Roma y seguidamente el 4 de septiembre de 1523 a Jerusalén, de donde tiene que volver a Barcelona.
Su amiga
Isabel Roser le aconseja que inicie estudios. Aprende latín y se inscribe en la Universidad. Estudia en
Alcalá de Henares de 1526 a 1527; vivió y trabajó en el
Hospital de Antezana como enfermero y cocinero para los enfermos. Posteriormente, va a
Salamanca hablando a todos sobre sus
Ejercicios Espirituales, cosa que no es bien vista por las autoridades y le acarrea problemas, llegando a encarcelarle por algunos días. En vista de la falta de libertad para su plática en España, decide irse a París.
Estudios en París y Fundación de la Compañía de Jesús. En febrero de 1528 entra en la
Universidad de París, donde permanece por más de siete años, aumentando su educación teológica y literaria y tratando de despertar el interés de los estudiantes en sus
Ejercicios Espirituales. Para
1534, tenía seis seguidores clave:
Francisco Javier,
Pedro Fabro,
Alfonso Salmerón,
Jacobo Laínez,
Nicolás Bobedilla y
Simón Rodrigues (portugués).
Viaja a Flandes e Inglaterra para conseguir dinero para su obra. Tiene ya muy perfilado el proyecto y compañeros que le siguen. El 15 de agosto de 1534 los siete juran en Montmartre servir a nuestro Señor, dejando todas las cosas del mundo y fundan la Sociedad de Jesús, que luego sería la
Compañía de Jesús. Deciden viajar a Tierra Santa y si no pueden, ponerse a las órdenes del Papa.
Ignacio parte a su tierra, por motivos de salud, y está por un período de tres meses. Luego hace varias visitas a los familiares de sus compañeros, entregando cartas y recados, y se embarca para Venecia, donde pasa todo el año de 1536, que aprovecharía para estudiar. El 8 de enero de 1537 llegan los compañeros de París.
El Papa
Pablo III les dio la aprobación y les permitió ordenarse sacerdotes. Fueron ordenados en Venecia por el obispo de
Arbe el 24 de junio. Ignacio celebrará la primera misa en la noche de Navidad del año 1538. En ese tiempo se dedican a predicar y al trabajo caritativo en Italia. Parte a Roma a pedir permiso para ir a Jerusalén y se lo dan, pero por problemas bélicos no pueden llegar y se ponen a la órdenes del Papa. En el viaje a Roma sucede un hecho importante en la vida de Ignacio. En Storta tiene una experiencia espiritual de excepcional trascendencia, que su autobiografía recoge así:
"oración, tuvo tal mutación en su alma y ha visto tan claramente que el Padre le ponía con Cristo, su Hijo, que no sería capaz de dudar de que el Padre le ponía con su Hijo. Con esta expresión reveló la unión que desde entonces sintió con Cristo."
Laínez completó estos datos, añadiendo que la visión fue trinitaria, y que en ella el Padre, dirigiéndose al Hijo, le decía:
"Yo quiero que tomes a éste como servidor tuyo y Jesús, a su vez, volviéndose hacia Ignacio, le dijo: Yo quiero que tú nos sirvas".
Esto determinará la fundación de la Compañía de Jesús, sería el remate a lo que comenzó en Manresa con los Ejercicios Espirituales. La directriz era clara: ser
Compañeros de Jesús, alistados bajo su bandera, para emplearse en el servicio de Dios y bien de los prójimos.
En octubre de 1538, Ignacio se encaminó a Roma, con Fabre y Laínez, para la aprobación de la Constitución de la nueva orden. Un grupo de cardenales se mostró a favor de la Constitución y Pablo III confirmó la orden mediante la bula
Regimini militantis (27 de Septiembre de 1540), pero limitaba el número de sus miembros a sesenta. Esta limitación fue revocada a través de la bula
Injunctum nobis (14 de marzo, 1543). Así nacía la
Societas Iesu, la
Compañía de Jesús o, como se le conoce comúnmente,
los Jesuitas.
Superior General de los Jesuitas. Ignacio fue elegido
Superior General de su orden religiosa. Envió a sus compañeros como misioneros por Europa para crear escuelas, universidades y
seminarios donde estudiarían los futuros miembros de la orden, así como los dirigentes europeos.
En 1548, sus
Ejercicios Espirituales fueron finalmente impresos; fue llevado incluso a la
Inquisición Romana, pero fue rápidamente dejado libre. Ignacio escribió las Constituciones Jesuitas, adoptadas en 1554, las cuales crearon una organización monacal, exigiendo absoluta abnegación y obediencia al Papa y superiores (
perinde ac cadaver, "disciplinado como un cadáver"). Su principio fundamental se volvió el lema Jesuita:
Ad Maiorem Dei Gloriam ("A mayor gloria de Dios").
Extensión de la Compañía de Jesús. Durante el período 1553-1555, Ignacio dictó su biografía a su secretario, el Padre Gonçalves da Câmara. Esta autobiografía es una pieza importante para entender sus
Ejercicios Espirituales. Pero el original quedó archivado e inédito durante 150 años, cuando Bollandisten publicó el texto en
Acta Sanctorum.
La Compañía se extiende por Europa y por todo el mundo y solamente está obligada de responder de sus actos ante el Papa. En 1551, Ignacio de Loyola quiere que se le sustituya al frente de la Compañía, pero su solicitud de renuncia es rechazada. Al año siguiente muere
Francisco Javier, a quien Ignacio tenía en mente para su sustitución. Surgen divergencias en el seno de la dirección de la Compañía. Simâo Rodrigues, uno de los fundadores, se rebela contra Ignacio desde Portugal, Bobadilla critica el modo de mando de Ignacio, y su amiga Isabel Roser quiere fundar una compañía femenina, a lo que Ignacio se niega.
Dirigió la Compañía desde su celda en Roma y fue ordenando todo lo que ha ido creando hasta poco antes de su muerte. La Compañía creció con miles de miembros, granjeándose muchos amigos y enemigos por todo el mundo. Ignacio murió el 31 de julio de 1556, en el transcurso de una enfermedad, en su celda de la sede de los Jesuitas en Roma. Fue beatificado el 27 de julio de 1609, por Pablo V, y canonizado el 22 de mayo de 1622, por Gregorio XV.
Patronazgos. Es santo patrono de las provincias vascas de Guipúzcoa y Vizcaya, de la ciudad de
Junín,
Argentina, donde el principal templo católico romano es la
Iglesia Matriz San Ignacio de Loyola.
Son muchos los monumentos, iglesias, calles, plazas e instituciones dedicados a Ignacio de Loyola en todo el mundo. En el siglo XVII se levantó una
basílica en su nombre en su ciudad natal de
Azpeitia (
Guipúzcoa), así como un complejo monasterial que rodea su casa natal.
En
Deusto (
Vizcaya), un barrio y la estación de Metro San Inazio, se llaman así en su memoria. En el Perú, una provincia lleva su nombre. Al norte del departamento de Cajamarca se encuentra la provincia de San Ignacio, creada en 1965 con la ley nº 15560. En el Cuzco hubo una universidad regentada por los jesuitas en el Virreinato del Perú de este nombre. En Lima hay una universidad privada recientemente creada con el mismo nombre.
En Roma su sepulcro se venera en la Iglesia del Gesù, y en el siglo XVII, al poco tiempo de su canonización, se levantó una iglesia en su nombre como capilla del Colegio Romano que él mismo había fundado.
Enlaces externos (y fuentes):
Otros sitios relacionados con el trabajo jesuita:
Propios litúrgicos en la
Iglesia Episcopal
y en la Iglesia Anglicana de México. Colecta del Día:Dios todopoderoso, de quien proceden todos los bienes: Tú llamaste a Ignacio de Loyola al servicio de tu divina Majestad, y para encontrarte en todas las cosas. Concede que --inspirados por su ejemplo y fortalecidos por su compañía--, trabajemos sin considerar el costo ni buscar más recompensa que saber que hacemos tu voluntad; mediante Jesucristo, nuestro Señor, quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén. I Corintios 10:31-11:1
Hermanos: sea que coman o sea que beban, o cualquier cosa que ustedes hagan, háganlo todo para gloria de Dios. No ofendan ni a judíos ni a griegos, ni a la Iglesia de Dios, así como yo trato de agradar a todos en todo lo que hago, no buscando mi propia ventaja, sino la de muchos, de modo que puedan salvarse. Sean imitadores míos, como yo lo soy de Cristo.
Palabra del Señor.
R./ Demos gracias a Dios. Salmo 34:1-8
Benedicam Dominum
1 Bendeciré al señor en todo tiempo; *
su alabanza estará siempre en mi boca.
2 En el Señor me gloriaré; *
lo oigan los humildes y se regocijen.
3 Proclamen conmigo la grandeza del Señor; *
exaltemos a una su Nombre.
4 Clamé al Señor, y él me respondió *
y me libró de todos mis terrores.
5 A él miren y sean alumbrados, *
y sus rostros no se avergüencen.
6 En mi aflicción invoqué al Señor y él me oyó *
y me salvó de todas mis angustias.
7 El Ángel del Señor acampa en torno de los que le temen, *
y les liberará.
8 Gusten y vean que es bueno el Señor; *
dichosos los que en Él confían.
San Lucas 9:57-62+En aquel tiempo, mientras iban por el camino, uno le dijo a Jesús: "Te seguiré dondequiera que vayas." Y Jesús le dijo: "Las zorras tienen madrigueras, las aves del aire tienen nidos; pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza." A otro, Él le dijo: "Sígueme", pero aquél le dijo: "Señor, déjame ir primero a sepultar a mi padre." Pero Jesús le dijo: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; en cuanto a ti, ve y proclama el Reino de Dios." Otro dijo: "Te seguiré, Señor; pero déjame primero ir a despedirme de los de mi casa." Jesús le dijo: "Ninguno que ponga la mano en el arado, y mire atrás, es apto para el Reino de Dios."
El Evangelio del Señor.
R./ Te alabamos, Cristo, Señor.
Prefacio de Santo (III).
...Porque en tu grandeza eres glorificado en la asamblea de tus santos. Todas tus criaturas te alaban y tus fieles siervos te bendicen, proclamando ante los gobernantes de este mundo el grandioso Nombre de tu Hijo Unigénito.
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U.I.O.G.D.