Benito de Nursia
Abad de Montecassino, ca. 540 Propios.
San Benito: Conxolus siglo XIII,
Monasterio de Subiaco detalle de fresco circular.
Colecta:
Dios todopoderoso y eterno, cuyos preceptos son los de un Padre cariñoso, concédenos la Gracia para que –siguiendo la enseñanza y ejemplo de tu siervo Benito-, caminemos con corazones amorosos y decididos en la escuela del servicio al Señor. Te pedimos que escuches nuestra plegaria y prosperes con tu bendición el trabajo de nuestras manos. Por Jesucristo, Nuestro Señor, quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Lecturas y Salmo:
1ª. Lectura: Proverbios 2: 1-9
Salmo: 1 ó 34: 1-8
Evangelio: San Lucas 14: 27-33
Salmo: 1 ó 34: 1-8
Evangelio: San Lucas 14: 27-33
Biografía breve: El texto que sigue es básicamente el del volumen de Fiestas Menores y Días de Ayuno: 2003, de la Iglesia Episcopal. La traducción está arreglada por el Pbro. Miguel Zavala-Múgica+, de la Iglesia Anglicana de México, los propios son los autorizados y la imagen fue selecciinada por el compilador. Benito es considerado padre de la vida monástica en Occidente; sería más correcto decir que ha sido su principal organizador. Nació hacia 480 en Nursia, al centro de Italia, y se educó en Roma. El estilo de vida que allí observó, le hastió. El Imperio Romano, y la ciudad de Roma de esa época, padecían la invasión de varios pueblos bárbaros; había gran inestabilidad política, la sociedad occidental decaía y comenzaban los reinos bárbaros. El rechazo de Benito hacia la ética y el ambiente de la Roma de su tiempo, le llevó al monasticismo.
Se retiró a una cueva en un montículo sobre la localidad de Subiaco, en la parte baja de un antiguo lago artificial creado por el Emperador Nerón, unos veinticinco km. al poniente de Roma, donde ya se encontraba, al menos, otro monje. Eventualmente se formaría una comunidad en torno a Benito. Entre 525 y 530, se marchó con sus monjes más al sur, al establecerse en un monte (Montecassino), a mitad de camino entre Roma y Nápoles. Allí, hacia 540, escribiría su Regla monástica.
No hay evidencia alguna de que haya sido ordenado diácono ni presbítero, ni que pensara en una orden religiosa, ya que ese concepto es muy posterior. Murió entre 540 y 550 y fue enterrado en la misma tumba que su hermana Escolástica, quien lo había seguido en la vida monástica.
No hay personalidad ni texto en la historia del monasticismo cristiano, que haya dado origen a más estudios, que la Regla benedictina (RB). No sé sabe qué tanto del material de la Regla sea original; el propio Benito reconoce su deuda con la Regla de San Basilio (s. IV), pero además está comprobada su relación literaria con un texto de la misma época de Benito (quizá anterior por unos diez años), aunque anónimo, conocido como la Regla del Maestro (RM). De cualquier manera, las reglas monásticas posteriores derivan todas –en mayor o menor medida-, de la base aportada por el trabajo de Benito.
Un promedio ideal –según la Regla-, distribuye la jornada en varios periodos a lo largo del día: unas cuatro horas, en total, a la oración litúrgica, cinco a la Lectio Divina o lectura espiritual, seis horas al trabajo, una hora en total para todos los alimentos y siete u ocho para dormir. El Salterio (los Salmos), se recita o canta entero cada semana en el Oficio Divino.
Al profesar, cada nuevo monje, hace los votos de obediencia, enmienda de vida y estabilidad. El Papa Gregorio Magno escribió una “vida” de Benito –interpretada según los criterios de la época-, en el II Libro de sus Diálogos, junto a las vidas de otros cristianos notables de Italia. Al enviar a Agustín de Canterbury con otros 39 monjes a Inglaterra a convertir a los anglosajones, Gregorio inauguró una forma de usar el monacato benedictino –de tipo contemplativo-, como instrumento de evangelización, una obra que hoy se consideraría de “vida activa”.
La Regla de Benito es practicada por varias órdenes y comunidades monásticas dentro de la Comunión Anglicana, ha influido en la redacción de otras Reglas y Constituciones religiosas, así como en la vida de familias laicas y monjes solitarios clérigos y laicos.
U.I.O.G.D.
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