San Benito de Nursia 11 de Julio. ORA ET LABORA VT IN OMNIBVS GLORIFICETVR DEVS
Traducción, compilación y ampliación del Pbro. Miguel Zavala-Múgica+, a partir del texto inglés de Wikipedia: la enciclopedia libre.
Benito de Nursia (también llamado, según la forma original latina: "Benedicto", de Benedictus = "bendito") (c. 480 - c. 547) fue un monje italiano –en algún momento, al principio de su vocación, un eremita-, fundador de comunidades monásticas cristianas y autor de un libro: una Regla monástica cenobítica -es decir, de monjes que viven comunitariamente. El propósito principal de esta Regla, puede enunciarse con palabras tomadas de ella misma: "que Cristo ...nos lleve a todos juntos a la vida eterna" (RB 72:12). La Iglesia occidental canonizó a Benito en 1220. En el siglo XIX, en la Iglesia de Inglaterra (y de ahí toda la Comunión Anglicana), con el Movimiento de Oxford, se reanimó el monasticismo -y en particular el monasticismo benedictino y la figura de Benito-, dentro del Anglicanismo. 1. Introducción. Benito no es, en modo alguno, el fundador de la vida monástica cristiana, ésta existía ya desde el siglo II, originada en los desiertos de Siria y Egipto. Benito, de hecho, tomará como base la síntesis de un producto muy maduro de la vida y cultura monásticos: la Regla de San Basilio (siglo IV), que hasta el presente se sigue en la Iglesia Ortodoxa. Benito intentó educar a buenos monjes -para que fuesen buenos cristianos-, llevando una vida consagrada; no es su culpa ni fue su plan, el poder feudal que después -para bien o para mal-, llegaron a tener los monasterios y abadías, ni el uso político que los señores, reyes, papas y obispos dieran a su Regla y estilo monacales, como el uso que Carlomagno dio a los monjes benedictinos para la educación de sus nobles, esos productos históricos fueron acumulándose y debiéndose a múltiples circunstancias posteriores. Con los siglos, la Regla de Benito sería impuesta –muchas veces arbitrariamente-, sobre otros estilos de vida monástica, como el celta -de San Columba de Iona-, o el galo -de San Martín de Tours-; por algo es que ahora se dice -no sin algo de pretensión soberbia y política-, que el humilde Benito es el "Patrono de Europa" o que Europa fue "educada por benedictinos", queriendo –muchas veces-, hacer a un lado otras bases que Europa tiene también en su paganismo original, en la cultura clásica, y hasta en otras formas alternativas dentro del propio cristianismo. Habría que tener cuidado con tales expresiones que –además de honrar a quien honor merece, como Benito de Nursia, reflejan también un proyecto de poder. 2. ¿OSB: Orden de San Benito? San Benito fundó doce comunidades de monjes, la mejor conocida de las cuales sería el monasterio de Monte Cassino, en las montañas del sur de Italia, entre Roma y Nápoles. No hay evidencia alguna de que Benito hubiera intentado tal cosa como la fundación de una orden religiosa. El concepto de "orden religiosa" aún en la Iglesia de Occidente, es sumamente tardío y, de hecho, la Orden de San Benito (OSB) -en cuanto tal-, es de un origen relativamente moderno; siendo muy estrictos, podríamos decir que se remonta apenas al siglo XIX, cuando -entre los papados de Pío IX y León XIII-, se revitalizó y reorganizó la vida benedictina en la Iglesia Católica Romana, y se sujetó a la autoridad de un Abad Primado (figura hasta entonces desconocida), con sede en Roma. Lo más que llegó a existir en cuanto a estructura sistémica monástica benedictina -durante la Edad Media-, pese a todo el poder de las abadías (o quizá más bien a causa de ello), fue una confederación de congregaciones dentro de las cuales, las abadías benedictinas (tradicionalmente autónomas), solían afiliarse para mejor apoyar y representar sus comunes y mutuos intereses, sin dejar su autonomía interna [1] . Como ya se ha dicho, Benito dejó una Regla monástica con preceptos de vida, espiritualidad y organización para sus monjes, se la conoce comúnmente como: Regla de San Benito, (RB). En ella, Benito reconoce su deuda con la Regla de San Basilio, si bien depende en mucho, también, de la Regla de San Juan Casiano (ca. 360 – 433, uno de los llamados Padres del Desierto) y muestra una fuerte afinidad con un documento monástico anterior conocido como: La Regla del Maestro, usualmente referida con las siglas RM. La Regla de Benito contiene un espíritu único de balance, moderación, sentido de lo razonable (επιεικεια, epieikeia), lo cual persuadió a innumerables comunidades monásticas -tanto masculinas como femeninas- de la Europa medieval, para adoptarla. De aquí que a Benito se le atribuya el título de "Patriarca de los monjes de Occidente". 3. La "biografía" de Benito en el II Libro de los Diálogos de Gregorio Magno. El único relato antiguo de la vida de San Benito que se conoce, es el II de cuatro volúmenes de la obra de San Gregorio Magno, conocida como Diálogos, (ca. 593). Este II Libro de los Diálogos consiste en un prólogo largo y treinta y ocho breves capítulos. El historiador de la antigüedad romana -del siglo XIX-, Thomas Hodgkin, alaba la vida de Benito escrita por Gregorio Magno, como “la biografía del más grande de los monjes, escrita por el más grande de los papas -él mismo, un monje.”[2] . El relato de Gregorio, no es -en modo alguno-, una biografía en el moderno sentido de la palabra. Antes bien, se trata de un relato espiritual acerca del gentil y disciplinado abad. En una carta al Obispo Maximiliano de Siracusa, Gregorio declara su intención respecto de estos Diálogos, diciendo que se trata de una especie de florilegio (en latín: "ramillete de flores", una especie de antología) de los más sorprendentes milagros de santos italianos [3] . Gregorio no se propuso escribir un relato histórico –cronológicamente organizado-, de la vida de San Benito, pero basó sus anécdotas en testimonios directos. Para establecer su autoridad, Gregorio explica que su información procede de lo que él consideró como las mejores fuentes: un grupo de discípulos de Benito que -habiendo vivido con él-, atestiguaron sus milagros. Estos seguidores, son -según el propio Gregorio: Constantino, sucesor de Benito como abad de Monte Cassino, Valentiniano, Simplicio, y Honorato, que era abad de Subiaco cuando Gregorio escribió sus Diálogos. En los días de Gregorio, la historia no era reconocida como un campo de estudio independiente; se trataba de una rama de la gramática o de la retórica, y la historia (entendida simplemente como ‘relato’), resumía el saber de los entendidos cuando éstos escribían lo que en aquellos tiempos se consideraba como "historia" [4] . Así las cosas, el II Libro de los Diálogos es una auténtica pieza de hagiografía medieval, desarrollada en el marco de una conversación entre el Papa Gregorio y su diácono Pedro, diseñada para ilustrar con lecciones espirituales. 4. Vida temprana de Benito.
"...sus costumbres eran diferentes de las de él, y por
lo tanto, jamás se pondrían de acuerdo: aún así, a la larga, venció la
insistencia, y (Benito) dio su consentimiento" (Ibíd., 3).
Aspecto actual de la Abadía de Montecassino, reconstruido.
6. La Regla de San Benito.Un cordero puede bañarse en ella sin ahogarse, mientras un elefante puede nadar en ella…
La Regla de San Benito es u conjunto de preceptos para la vida monástica cenobítica (en comunidad), bajo un abad. Benito reconoce cuatro tipos de monjes: eremitas (ascetas en vida totalmente aislada), cenobitas, giróvagos ("trotaconventos", o pseudo-monjes vividores) y sarabaítas (entregados a toda clase de vicios bajo la apariencia monástica, Benito evita perder el tiemo hablando de ellos), los dos primeros, honorables, y los dos segundos detestables.
Desde el siglo VII, la RB ha sido adoptada también por comunidades femeninas. En mil quinientos años de existencia, ha llegado a ser la guía de la vida monástica en comunidad, en el Occidente Cristiano, y la base de sus desarrollos ulteriores tanto en el Catolicismo Romano como en el Anglicanismo (sobre todo en ciertos momentos del siglo XVII con el reavivamiento de vida en comunidad de Nicolás Ferrar, y del siglo XIX, con el Movimiento de Oxford).
El espíritu benedictino se resume en el lema bipartita que más adelante analizaremos: Ora et Labora / Ut in ómnibus glorificetur Deus: "Ora y Labora para que en todo sea Dios glorificado." En comparación con otras reglas más antiguas, la RB provee una vía media entre el celo individual y el formulismo institutional. Tal vía media la hizo muy popular en la Edad Media.
Benito se preocupa por las necesidades más pequeñas de los monjes, llega a recomendar que no duerman con los cuchillos a la cintura (costumbre de su tiempo), para evitar que se hieran. Se interesa por establecer el orden debido, amén de equilibrar la naturaleza relacional de los seres humanos, así como proveer una autoridad central (el abad) ante quién dirimir dificultades y balancear el esfuerzo individual (ascetismo), y el crecimiento espiritual para cumplir la vocación humana: la theosis o divinización de la persona mediante la Gracia de Dios.
7. Numismática de San Benito: La Medalla tradicional.
Esta medalla –originalmente era nada más que una cruz compuesta en memoria de San Benito. Actualmente se trata de una representación cargada de simbolismo, con letras e imágenes representadas dentro de un círculo.Veamos primero el reverso y después el anverso:
7.a. Interpretación del Reverso.-
Aparece Benito, de pie, vestido de hábito benedictino (negro o blanco, no se aprecia dado que la medalla es metálica y monócroma), y revestido de amplia cogulla, con la capucha sobre la cabeza; sostiene la Regla en su izquierda y una cruz en su derecha, en actitud de bendecir. Detrás de Benito se ve un altar (las interpretaciones oficiales sólo ven un par de pedestales a cada lado, que a la vez puede parecer el monumento de una tumba y dos columnas que se yerguen a ambos lados de la figura central. Sobre el altar, y a cada lado, se aprecian: una copa, de la que sale una serpiente, y un cuervo, que sostiene una pieza de pan. Todo el conjunto está rodeado de la frase latina: EIVS IN OBITV NOSTRO PRAESENTIA MVNIAMVR (“Que en nuestra muerte gocemos de su presencia”).
La cogulla, que se parece a una toga de abogado, es una prenda de cuerpo y mangas muy amplias, se otorga a los monjes al llegar a los siete años de vida monástica, significa madurez y maestría en la vida espiritual. Es probable que Benito no conociera este tipo de prendas –desarrolladas durante el Medioevo-, en su Regla sólo habla de una vestimenta sencilla y humilde para los monjes; el simbolismo de la cogulla, sin embargo, casa muy bien con la figura de San Benito. No hay ninguna evidencia, ni indicio de que Benito haya sido un ministro ordenado –ni diácono, ni presbítero-, sin embargo, la actitud de bendición es un rasgo del Abad, como padre de la comunidad de monjes.
El altar podría hacer referencia a la eucaristía como centro de la vida de cualquier comunidad cristiana, su forma de sepulcro se asocia también al propio Cristo; el altar representa: la mesa de la Cena del Señor, el monte de su crucifixión y el sepulcro de donde salió triunfante y resucitado. Esto se aplica a Benito también en dos aspectos: la vida monástica es una muerte simbólica al mundo exterior para practicar un género de vida comunitaria interior y aislado, y la historia que cuenta Gregorio Magno, dice que Benito murió en el Oratorio, durante la Eucaristía, mientras recibía la comunión; el arte benedictino lo representa ya anciano, sostenido por los hermanos Plácido y Mauro.
La copa y el pan –como ya comentamos-, son siempre símbolos eucarísticos; sin embargo, la serpiente y el cuervo representan respectivamente –anécdotas aludidas en el II Libro de los Diálogos-, se trata del veneno (la serpiente) y los instintos destructivos de la naturaleza humana (el cuervo) dominados por la conciencia y la madurez en Gracia. Hay un interesante trasfondo mucho más antiguo en interpretaciones herméticas pre-cristianas –y no por ello necesariamente condenables-, de estos símbolos. La copa y la serpiente también aparecen en la iconografía de San Juan Evangelista, y representan el conocimiento divino. Los cuatro símbolos podrían representar los cuatro elementos: la serpiente a la tierra; el cáliz, al agua; el cuervo, al aire, y el pan, al fuego, cuyo producto es.
Las columnas -si se ven como tales-, se remiten inmediatamente -desde una interpretación hermética, a las del Templo de Salomón: Booz y Yakín, que están representadas por las dos torres en todo templo cristiano que las tenga. Benito fundó una comunidad cristiana, lo dice él desde las primeras letras de la Regla: “Vamos a establecer aquí una escuela del servicio divino…” (el significado en latín, permite también traducir: “taller” en vez de “escuela”); por lo tanto, ambas columnas son la fundación constructiva simbólica de la obra de San Benito.
7.b. Interpretación del Anverso.-
Al centro del círculo va una cruz griega, esto es: de poste y travesaño equimétricos o que tienen igual medida, y que se puede inscribir dentro de un cuadrado. En el poste o línea vertical, van inscritas las siglas: C.S.S.M.L. y en el travesaño (horizontal, o “brazos”), las siglas: N.D.S.M.D., que representan dos versos latinos heptasílabos, con rima consonante, que se interpretan como: CRVX SACRA SIT MIHI LVX / NON DRACO SIT MIHI DVX –“La Cruz Sagrada sea para mí la Luz, no sea el Dragón conductor (caudillo) para mí”. Otra interpretación –quizá menos afortunada, sea la que hace leer el primer hemistiquio: Crux Sancta sis mihi Lux –“Cruz Santa, seas tú mi Luz”.
En torno a la medalla, hay un cintillo igualmente circular, que ostenta otras siglas latinas que han de leerse, comenzando de arriba abajo y de derecha a izquierda, siguiendo la circunferencia, como cuatro versos con rima asonante a/a, a/a – i/a, i/a: V.R.S./ N.S.M.V. / S.M.Q.L. / I.V.B., que –con pocas variantes, se interpretan: VADE RETRO SATANA / NVNQVAM SVADE MIHI VANA—SVNT MALA QVAE LIBAS / IPSE VENENA BIBAS. La variante más conocida diría: “Non suadeas mihi vana” e “Ipse Venenum Bibas”. La traducción castellana sería: “Retírate Satanás / no me disuadas de tus vanidades – Son venenos lo que derramas / tus mismos venenos bebas".
En el tope superior de la medalla suele inscribirse, alternativamente, una de estas dos ternas de siglas: IHS (antigua forma de escribir las tres primeras letras del nombre de Jesús en griego), ó PAX (“Paz” en latín), o bien el refrán benedictino: ORA ET LABORA (“Ora y trabaja”). En el tope inferior –con menos frecuencia, pero con igual propiedad-, se suelen escribir las siglas: U.I.O.G.D., ó V.I.O.G.D. : VT IN OMNIBVS GLORIFICETVR DEVS (“Para que en todo sea Dios glorificado”). Esta frase aparece en el capítulo 57 de la Regla, que habla sobre los artesanos en el monasterio, la ha tomado Benito de la Biblia, de I Pedro 4: 11, pero leamos el contexto de la cita bíblica:
”Cada uno de ustedes ha recibido un don especial, úsenlo sirviéndose –los unos a los otros-, como buenos administradores de la gracia de Dios que se manifiesta en muchas formas. El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos.”
(I San Pedro 4: 10 y 11).
Benito pide que nadie se envanezca por prestar un servicio especial a la comunidad, sino que incluso los precios a los que se venda el trabajo de los monjes-artesanos (una silla, una cesta, una pieza de alfarería…), se den más bajos que en la calle, para que no sólo por la oración, sino por el trabajo también, se glorifique a Dios. De aquí que toda obra de monjes benedictinos, lleve grabada o inscrita de cualquier otra forma, la sigla: U.I.O.G.D.
Notas: 1. ^ Llamada a la existencia por el Papa León XIII's, mediante el Breve Apostólico Summum semper, del 12 de julio de 1893. Véase: OSB-International website.2. ^ Ver: Life and Miracles of St. Benedict (Book II, Dialogues), traducido por Odo John Zimmerman, O.S.B. y Benedict R. Avery, O.S.B. (Westport, CT: Greenwood Press, 1980), p. iv.3. ^ Ver: Schuster, Ildephonso Saint Benedict and His Times, Gregory J. Roettger, trans. (London: B. Herder, 1951), p. 2.4. ^ Ver: Mauskopf Deliyannis, Deborah, editor, Historiography in the Middle Ages (Boston: Brill, 2003), pp. 1-2.5. ^ Calendarium Romanum (Libreria Editrice Vaticana), p. 1196. ^ Catholic World News: “St. Benedict and the key to European unity”.Further reading
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ii. Canham, Elizabeth. Heart whispers: Benedictine wisdom for today. Nashville: Upper Room Books, 1999. Explica como vivir hoy las líneas de espiritualidad benedictina. Popular entre grupos de studio femeninos.
iii. Chittister, Joan, O.S.B. The Rule of Benedict: Insights for the Ages. New York: Crossroad Publishing Company, 1992. Comentario contemporáneo sobre la Regla de San Benito por una prominente comentarista y conferencista benedictina. Disponible en castellano.
iv. Cornell, Tim. The Beginnings of Rome: Italy and Rome from the Bronze Age to the Punic. London: Routledge, 1995.
v. Davis, Henry, S.J., trans. St. Gregory the Great: Pastoral Care. NY: Newman Press, 1978. Traducción de esta clásica explicación de los deberes pastorales.
vi. Deferrari, Roy J., trans. Saint Basil: The letters. 4 vols. Cambridge, MA: Harvard University Press, 1970-1988. Buena traducción inglesa de una de las fuentes de inspiración directas de Benito.
vii. Deliyannis, Deborah Mauskopf, ed. Historiography in the Middle Ages. Boston: Brill, 2003. Colección de ensayos.
viii. Doyle, Leonard J., trans. The Rule of St. Benedict. Collegeville, MN.: The Liturgical Press, 2001. Retiene el género masculino del original, una de las traducciones inglesas más completas y útiles de la Regla. Aparecida en 1948, ha seguido reimprimiéndose cada año.
ix. de Dreuille, Mayeul, O.S.B. The Rule of St. Benedict: A Commentary in Light of World Ascetic Traditions. New York: Paulist Press, 2002. Texto que coloca la Regla, inteligentemente, en un contexto global.
x. Eberle, Luke and Charles Philippi, trans. The Rule of the Master. Kalamazoo, MI: Cistercian Publications, 1977. Primera traducción inglesa de la versión italiana de la RM.
xi. Evans, G. R. The Thought of Gregory the Great: Cambridge Studies in Medieval Life and Thought. Fourth Series. Cambridge: Cambridge University Press, 1986. Revisión anotada del pensamiento de este Padre eclesiástico.
xii. Fry, Timothy, O.S.B., ed. RB1980: The Rule of St. Benedict in English: In Latin and English with Notes. Collegeville, MN: The Liturgical Press, 1981. Frecuentemente referida como: “RB80” o “RB1980,” la versión masculina standard.
xiii. Gregg, Robert C. Athanasius: The Life of Antony and the Letter to Marcellinus. Mahwah, NJ: Paulist Press, Inc., 1980.
xiv. Gregory the Great. Dialogues. Odo John Zimmerman, O.S.B. NY: Fathers of the Church, Inc., 1959.
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xvi. Life and Miracles of St. Benedict (Book II, Dialogues). Odo John Zimmerman, O.S.B. y Benedict R. Avery, O.S.B., traductores. Westport, CT: Reprint. Greenwood Press, publicantes, 1980. Reimpresión de una excelente, traducción erudita publicada por St. John’s Abbey Press, (Collegeville, MN, 1949).
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xxix. Schuster, Ildephonso. Saint Benedict and His Times. Gregory J. Roettger, traductor. London: B. Herder, 1951. Ayuda a recrear el ambiente histórico y cultural de San Benito.
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xxxii. Swan, Laura. The Benedictine Tradition. Spirituality in History Series. Collegeville, MN: The Liturgical Press, 2007. Antología de benedictinos famosos y no tan famosos.
xxxiii. de Waal, Esther. A Life-Giving Way: A Commentary on the Rule of St. Benedict. Collegeville, MN: Liturgical Press, 1981. Por una aterrizada erudita que vive en una pequeña cabaña en los límites entre Gales e Inglaterra (antigua historiadora conferencista en Cambridge, y experta en Cristianismo celta). Un clásico.
1 comentario:
Estaba de vacaciones pero he vuelto a "conectrame".
Un poco larga la entrada de hoy, pero muy ilustrativa.
Un abrazo.
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