La Sucesión Iscariotita…
Pbro. Miguel Zavala-Múgica+
Creo firmemente en la Sucesión Apostólica –con todas sus consecuencias, ¡eh?-, creo que los ministros todos en la Iglesia –en especial los obispos-, tienen una Sucesión de Cristo desde los Apóstoles. Pero también creo que todos los benditos encargos y comisiones que Jesús, Nuestro Señor, dejó a sus Apóstoles, se los dejó en calidad de discípulos suyos; luego entonces, el Tesoro del Evangelio está en manos de todos los que creen en él, laicos o clérigos. Si la Iglesia se organiza para distribuir las responsabilidades del ministerio entre laicos y clérigos, y arma una jerarquía eso es otra cosa (mejor o peor manejada), pero la verdadera Sucesión de los Apóstoles, que es dar testimonio de Cristo resucitado y continuar sus divinas enseñanzas y promesas –en principio-, está en manos de todos (y debería importarnos a todos).
Además de eso…, unos creen tener una sucesión directa desde Pedro –no sólo el Papa, sino también los Patriarcas ortodoxo, melquita, maronita y siro-jacobita de Antioquía--; otros creen tenerla desde Mateo o Tomás, como los Patriarcas siro-malabar, siro-malankar y mar-tomita de la India; o desde Marcos el Evangelista, como el Patriarca Copto de Alejandría (aunque no el Patriarca de Venecia, con todo y ser Marcos su patrono diocesano); o de Andrés, como el Patriarca de Constantinopla. El Arzobispo de Canterbury se ha llamado Sucesor de San Agustín de Canterbury pero, al parecer, nunca ha jugado a reclamar la Sucesión del Apóstol San Juan; pero si se tratara sólo de hacer caso a las leyendas medievales, podría reclamarla, al fin y al cabo, es metáfora… Llevando la sabiduría del buen humor al gusto y la alegría que nos da el que las mujeres puedan ser ordenadas al Santo Ministerio, en verdad (y conservando el lenguaje metafórico), podríamos hablar de una Sucesión de María Magdalena…, aunque eso no sea exactamente lo mismo que el Episcopado Histórico del que sí se ha hablado –y muy en serio--, en las reuniones mundiales de la Comunión Anglicana.
Creo que no necesito aclarar, que no comparto la muy antigua idea tonta, confusa, tramposa e ignorante que hace de la Magdalena una prostituta (y si así hubiese sido, tampoco habría importado, porque ella habría dejado esa vida para ayudar a formar la Iglesia y seguir a Cristo), en fin: me atengo a la critica bíblica e histórica moderna sobre ese tema, que no voy a tratar aquí.
La Sucesión Iscariotita.
Pero sin duda que hemos pretendido ignorar y olvidar otra Sucesión Apostólica que existe tan cierta y clara como el sol de mediodía -si bien, tan oscura y sórdida como un cielo sin luna: la de ¡Judas Iscariote…!, esa nadie –pero que nadie--, osa reclamarla, no se habla de ella y hasta se niega, sólo un grupo de rock, Judas Priest, nos la ha recordado con su nombre hace algunos años. Y los laicos saben muy bien que sí existe…En realidad, la Sucesión Iscariotita no se transmite vía sacramental, aunque ha sido mezclada, a veces, mediante la simonía o el nepotismo (para vergüenza de quienes lo han hecho), ni tampoco es obra del Espíritu Santo (por supuesto que no), pero está allí siempre, esperando, acechando a que sus candidatos y sucesores la tomemos por nosotros mismos en nuestro corazón y sin necesidad de permiso de nadie… Y lo peor de todo es que sí ha tenido adeptos y sucesores.
Ah, eso sí… ¡es bien ecuménica!, podemos acceder (y hemos accedido incontables veces) a ella: ortodoxos, anglicanos, católicos romanos, armenios, luteranos, presbiterianos, coptos, nazarenos, metodistas, bautistas, caldeos, jacobitas, mar-tomitas, etc. etc.… y métele más nombres a la lista.
La Sucesión Iscariotita es completamente bíblica en sus fundamentos, es tradicional y es muy, pero muy racional: Escritura/Tradición/Razón, por eso engaña a quienes la toman, se parece tanto -por falsa y usurpadora-, a la Sucesión que obra el Espíritu Santo… Es, más que nada, de carácter ético: basta para obtenerla –como dice el Evangelio de Juan-, con dejar que, como de Judas, “Satanás se apodere del corazón” ; tampoco puede sustraerse a la voluntad de Dios, porque su comisionamiento también viene de Cristo (aunque, seguramente, con lágrimas de sus divinos ojos), y dice: “Lo que has de hacer, hazlo cuanto antes…” ; su paga es en plata y amargura –que otro salario no conoce (ni merece); su ministerio se desarrolla en el chisme, la difamación, la intriga, la manipulación, el soborno, y un mal manejo de la bolsa de los dineros; su consecuencia es la muerte por mano propia, y su auto-sentencia es por traición a su Maestro, Amigo y Señor. Y aún así, el Señor da oportunidad al arrepentimiento, al perdón; aún así, Cristo bendito sigue llamándonos y preguntándonos con aparente ingenuidad, pero que en realidad es tolerancia y sabiduría: “Amigo, ¿a qué has venido…?”
U.I.O.G.D.
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